Bruselas alerta sobre el impacto social del abuso de contratos temporales

¿Y por qué ahora este tirón de orejas? Nadie en Bruselas se ha vuelto loco. Si ayer España había dejado de ser el gran problema económico de la UE, hoy sigue manteniendo ese rol. El mensaje político no ha cambiado. Este informe se enmarca en el llamado paquete de invierno del semestre europeo y podría decirse que es una radiografía exhaustiva del país que sirve a la Comisión para publicar en mayo sus temidas recomendaciones específicas. Ya se sabe que cuando Bruselas recomienda es mejor ponerse a salvo. Además del de España, habrá otros 26 informes, tantos como socios comunitarios. El 28, Grecia, carece de él. Bastante tiene con sobrevivir a la Troika.

Vayamos con España. Lo dicho, 71 páginas que reconocen que todo está mucho mejor, que el sistema financiero es más sólido, que es la potencia que más crece o que el paro está cayendo relativamente rápido. Pero el informe no va tanto de elogiar, sino de detectar los peros, de señalar qué debería hacer el país para corregir los desequilibrios de su economía.

Riesgo de pobreza

Uno de los muchos aspectos remarcados es el del excesivo predominio de contratos temporales, cuya cuota es de las mayores de Europa. España podría alegar que si los hay es porque la Comisión le obligó a impulsar una reforma laboral que lo permite, pero Bruselas cree que una cosa no tiene que ver con la otra. Los hombres de negro creen que, «demasiado a menudo, los trabajos temporales no pueden ser un trampolín para carreras estables y podrían estar asociados a peores condiciones de trabajo y mayores riesgos de pobreza». En este sentido, consideran que la reforma laboral ha mejorado «levemente» la gran brecha entre fijos y temporales, pero creen que hay mucho camino por recorrer.

Hay más. Alertan de que «las debilidades en la activación de las políticas sociales impiden una rápida reducción de la pobreza». Tras recalcar que «el riesgo de pobreza y exclusión social comenzó a bajar en 2015», advierten de que «todavía sigue siendo muy alto, sobre todo para los niños». «La cobertura limitada de prestaciones sociales distintas de las pensiones y la ausencia de coordinación entre los servicios sociales y de empleo deja a muchos parados sin apoyo en sus esfuerzos para reengancharse al mercado laboral».

La lista de cosas a corregir es amplia. Saca los colores al Gobierno por no saber meter en cintura a las comunidades en materia de déficit, recomienda subir el IVA, pide más inversión en innovación y desarrollo y en educación. Y vuelve a criticar la política de contratación pública de España al asegurar que «no fomenta ni la eficiencia ni el cumplimiento legal». Admite que se han dado pasos en la buena dirección, pero pide más. Bruselas siempre lo hace.