La OCDE mejora hasta el 2,8% el crecimiento de España para 2016

El estudio considera como factor favorable al crecimiento que la política monetaria del BCE seguirá siendo muy acomodaticia, lo que debería impulsar la inversión y el consumo a través de las tasas de préstamos más bajas. Sin embargo, también advierte de que otras fuerzas que apoyan la recuperación disminuirán.

En este sentido, señala que la demanda externa ha perdido algo de impulso a medida que muchas economías de mercados emergentes se han debilitado, y también que el impacto positivo de la caída de los precios del petróleo se ha moderado. Además, advierte de que la incertidumbre política desde las elecciones generales puede pasar factura a la demanda y a la inversión si continúa

Por otra parte, estima que el paro se situará por debajo de la barrera del 20% este año y caerá hasta el 19,8% (misma cifra que su anterior proyección) y una previsión más cauta que la del Gobierno (18,7%). Por su parte, el organismo calcula que en 2017 la tasa de desempleo se situará en el 18,4%. La OCDE reconoce esta mejora, sin embargo insiste en que este indicador así como la proporción de parados de larga duración siguen siendo cifras dolorosamente altas.

Reformar los servicios públicos de empleo

Para tratar de corregir este problema el organismo señala que las políticas activas de empleo deben ser más eficaces para ayudar a los desempleados a volver al trabajo y para reducir más la desigualdad de ingresos y la inclusión de más personas en los beneficios de la recuperación económica.

En este sentido, la OCDE aboga por más reformas para aumentar los recursos y la eficiencia de los servicios públicos de empleo, el fortalecimiento de la activación de los parados, y la asignación de más fondos hacia sistemas de formación eficaces.

En cuanto al déficit, la OCDE considera que España este año rebajará su desfase hasta el 3,7%, lo que supone el incumplimiento por una décima de la previsión del Gobierno, aunque coincide con la proyección de la Comisión Europea. De cara al próximo ejercicio, estima que el déficit se situará en el 2,7%, lo que supone ser más optimista que el Ejecutivo (2,9%), pero que incumpliría la senda puesta por Bruselas (2,5%). En cualquier caso, permitiría rebajar el desequilibrio entre ingresos y gastos por debajo del 3% y salir así del procedimiento correctivo de la UE.

En el único indicador macroeconómico en el que la OCDE es claramente más pesimista que el Ejecutivo es en la deuda pública. El organismo dirigido por Ángel Gurría estima que el pasivo volverá a crecer este año y acabará en el 100,3% del PIB, un punto más que la previsión del Gobierno. En 2017 el organismo proyecta una deuda de 100,1%, también superior en un punto a la del Ejecutivo. En concreto, la OCDE señala en su informe que para asegurar que este elevado pasivo es sostenible el Ejecutivo debe mantener un proceso de saneamiento que permita reducir el pasivo de forma gradual.