José María Camarero
Lunes, 18 de abril 2016, 13:11
Para un país como España, netamente importador de petróleo por la falta de instalaciones en las que se extraiga 'oro negro', el fracaso tras la reunión de los principales países productores de la OPEP que ha tenido lugar este fin de semana en Doha supone ... una buena noticia. Uno de los vientos de cola que más han beneficiado a la economía en los últimos meses seguirá ejerciendo de catalizador para que las familias y las empresas no tengan que asumir más gastos por los derivados del crudo -carburantes, fundamentalmente- en beneficio de sus finanzas.
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Aunque el coste del barril de Brent había experimentado una subida de hasta el 18% en las dos últimas semanas, alcanzando los 44 dólares -un nivel que no se veía desde finales de 2015-, los analistas apuntan que el petróleo seguirá en una senda descendente, o al menos no incrementará más sus registros, hasta la próxima reunión oficial del cartel de la OPEP del próximo mes de junio. El precio del litro del diésel se encuentra, de media, en los 0,95 euros, mientras que el de la gasolina vale 1,12 euros, según el último informe semanal del Boletín de Productos Petrolíferos de la UE. Esas referencias son las que han permitido que los ciudadanos se ahorraran 15.000 millones de euros el año pasado, y las que posibilitarían que esa cifra sea la misma en este ejercicio con respecto a lo previsto en los Presupuestos del Estado. A menor gasto en combustibles y otros productos relacionados con el petróleo, mayor renta en el bolsillo de los españoles, que pueden destinar ese dinero al ahorro o al consumo de otros bienes y servicios.
Todos los organismos internacionales coinciden en señalar que con el barril de Brent en niveles inferiores a los 40 dólares, la economía española puede seguir creciendo a un ritmo de hasta el 2,8% durante este año. Esa fue una de las causas por las que también lo hizo, por encima del 3%, en 2015, junto a la intervención monetaria del Banco Central Europeo (BCE).
Sin embargo, los expertos vienen señalando desde hace varios meses que no todo son ventajas si el crudo mantiene sus costes en los niveles actuales. En primer lugar, porque las empresas del sector, como Repsol, están sufriendo una etapa de duros recortes, provisiones y paralización de las inversiones ante la imposibilidad de acometer proyectos con un precio tan bajo. Y eso se traduce en recorte de empleos, menor actividad económica y repercusión en las cuentas públicas del Estado. Además, la inflación seguirá, por ahora, sin poder remontar. La caída continua de los precios que provoca el crudo ahonda en el temor a la deflación, esto es, una etapa de caída continua de precios que lleva a la economía a una paralización, como en la que se encuentran inmersos países como Japón desde hace más de 20 años.
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