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Borja Robert
Martes, 23 de febrero 2016, 12:02
La Fundación BBVA ha concedido el premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cooperación al Desarrollo al economista australiano Martin Ravallion, autor del primer trabajo científico que delimitó el umbral de la pobreza extrema. Sus investigaciones permitieron primero medirla, ponerle un número al problema ... y, después, identificar qué políticas son eficaces para reducirla y cuáles no lo consiguen o son perjudiciales.
Ravallion determinó en 1991 que cualquier persona, en cualquier lugar del planeta, que viviese con menos de un dólar al día podía clasificarse como víctima de la pobreza extrema. En 1980, unos 1.900 millones de humanos vivían por debajo de esta línea, cerca de un 40% del total. Ahora, pese a que el umbral ha crecido hasta casi los dos dólares diarios y la población mundial ha pasado de 4.500 millones a más de 7.000 millones, se estima que menos de una de cada siete personas del mundo se encuentran en estas circunstancias.
«Lord Kelvin dijo que no se mide no se puede mejorar», ha asegurado Norman Loayza, economista jefe del grupo de investigación sobre desarrollo del Banco Mundial y secretario del jurado del premio. El trabajo de Ravallion, por tanto, dio una dimensión concreta al problema de la pobreza extrema, y una primera herramienta para determinar qué estrategias son más efectivas para combatirlas. «Su primera gran contribución fue medir la pobreza extrema, determinar una línea con la que poder comparar», ha explicado Loayza. «La segunda fue ayudar a entender las causas y las soluciones, en especial la contribución del crecimiento económico».
«El crecimiento económico casi siempre ayuda, pero hay excepciones», ha aclarado Ravaillon durante una conversación telefónica con la prensa tras desvelarse el fallo del jurado. «El mismo crecimiento puede tener consecuencias muy distintas según las condiciones iniciales». En las sociedades muy desiguales, explican sus trabajos, hace falta sumar política sociales públicas a dicho crecimiento para que los más pobres puedan mejorar su situación. «Sus estudios prueban que el crecimiento económico es condición necesaria pero no suficiente», ha matizado Loayza.
El trabajo de Ravallion es una de las principales fuentes de inspiración para la elaboración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Todos los países del mundo los pactaron el año pasado. Uno de ellos pretende eliminar por completo la pobreza extrema antes de 2030. Sobre si se podrá cumplir, el economista galardonado reconoce que no está seguro. «Es un reto ambicioso. Con las políticas adecuadas y si se mantienen los crecimientos que se han visto en los países en desarrollo en los últimos años puede que sea posible», ha afirmado. «Es un objetivo optimista pero factible, y requiere tanto de buenas políticas como de un poco de suerte».
En los últimos años, Ravallion también ha trabajado en estudiar las diferencias que existen entre las personas que viven bajo el umbral de la pobreza extrema. «Es muy importante hacerlo, porque no todos son igual de pobres», ha explicado. «De hecho, los más pobres de entre los pobres no están consiguiendo salir de esa situación al mismo ritmo que los otros».
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