David Valera
Sábado, 24 de octubre 2015, 07:36
«Tanto para 2015 como para 2016, el efecto de las medidas adicionales especificadas en el proyecto de plan presupuestario está claramente por debajo de lo que se considera necesario para alcanzar los objetivos estructurales señalados». Con esta afirmación -y otras en el mismo sentido ... y de similar contundencia- la Comisión Europea ha sembrado dudas sobre el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2016 presentados por el Gobierno.
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Bruselas dejó claro en su dictamen que no le convence la previsión de crecimiento, estima que España incumplirá el déficit (en 2015 y 2016) y se muestra preocupada por el impacto de la rebaja fiscal en los ingresos. Sin embargo, desde el Gobierno han cerrado filas sobre la viabilidad de sus cuentas para cumplir con la senda de estabilidad y mantener la recuperación. Pero distintos expertos y organismos internacionales insisten en que hay varios puntos débiles en unos Presupuestos que echan a andar -la semana próxima recibirán, previsiblemente, el visto bueno del Parlamento- con pies de barro.
Uno de los riesgos señalados por la Comisión -quizás el de mayor repercusión- es el del incumplimiento del déficit. Bruselas considera que este año España se desviará tres décimas sobre el 4,2% pactado y otras siete décimas en 2016 respecto al 2,8% previsto. De momento, parece claro que las comunidades autónomas excederán su límite del 0,7%. De hecho, con los datos de julio el déficit regional ya se situó en el 0,73%, con hasta nueve territorios por encima del límite. En cualquier caso, no es una situación nueva. En 2014 cerraron en el 1,7% frente al objetivo del 1%. Y en 2013 también lo sobrepasaron en dos décimas.
La otra vulnerabilidad se encuentra en la Seguridad Social, que según la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) cerrará este año con un déficit del 1%, similar al de 2014. Esto significa cuatro décimas más de lo previsto por culpa de unos menores ingresos. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ya ha reconocido que dicho organismo y las autonomías se desviarán este año, aunque se mostró convencido de que los buenos resultados del Estado y los ayuntamientos compensarán la diferencia. En el caso de la administración central, el déficit se situó en el 2,2% en julio frente a un objetivo del 2,9% para todo el año. Las entidades locales son las únicas que cumplirán de sobra y terminarán con superávit, al igual que en 2014.
Riesgo en las exportaciones
Otra de las incertidumbres tiene que ver con la previsión de crecimiento. El Gobierno estima un incremento del Producto Interior Bruto (PIB) del 3,3% para este año y del 3% para 2016. Dos estimaciones superiores a las de Bruselas o el FMI. En este sentido, la Comisión Europea considera que se minusvalora el riesgo para el sector exterior del frenazo de los mercados emergentes.
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«La exposición de la economía española a China no es directa, pero sí indirecta», recuerda Pedro Aznar, profesor del departamento de Economía y Finanzas de Esade. Y subraya que el frenazo de la economía del gigante asiático sí perjudica, por ejemplo, a Alemania por su mayor intercambio comercial con él.
El problema es que de rebote daña a España porque el país germano es uno de los principales destinos de las exportaciones españolas y, por ende, reduce su contribución al PIB. Aznar recuerda que cualquier mínima moderación en el crecimiento puede tener un importante impacto en los ingresos, un punto en el que también existen discrepancias.
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En principio, la recaudación tributaria no debería ser un problema a tenor de la buena marcha durante este año. Hasta agosto los ingresos habían ha crecido un 6,7%. En el IVA se dispara al 7,3% y en Sociedades alcanza el 20%. Distinto es el caso del IRPF, donde apenas hay un incremento del 1%. Y el adelanto a julio del segundo tramo de la rebaja fiscal prevista para 2016 puede que deje planos los ingresos de este tributo.
Los miedos de la Comisión Europea pueden estar justificados si se tienen en cuenta los antecedentes. El propio Ejecutivo prevé que durante 2015 la liquidación impositiva sea 3.856 millones inferior a la presupuestada. Un desfase que se ha producido a lo largo de toda la legislatura.
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«No había razón económica que justifique la bajada de impuestos este año. El Gobierno no ha sido prudente. Podía haber esperado un año más para tener el déficit más controlado», apunta Aznar. También desde el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) culpan a la rebaja de impuestos de este probable desfase y creen que se tratará de corregirlo con la no ejecución de algunas partidas de gasto por valor de hasta 3.000 millones. «Los Presupuestos se van a tener que cambiar tras las elecciones», vaticina el secretario general de Gestha. Sólo el actual Ejecutivo niega la mayor, eso sí, a dos meses vista de las urnas.
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