David Valera
Sábado, 8 de agosto 2015, 07:15
En los años de bonanza era fácil vislumbrar entre las grúas y demás maquinaria que construían una carretera o una vía de tren un cartel con la bandera de la UE para recordar que esas obras estaban cofinanciadas por fondos europeos. Unas ayudas concedidas a ... España desde su ingreso en el club comunitario en 1986 y recibidas como un 'maná' con el objetivo de modernizar al país para intentar converger con el nivel europeo en materias como infraestructuras y comunicación, pero también en la agricultura, pesca o innovación. Un dinero que salía y sale del presupuesto comunitario que divide a los países miembros en dos: los que aportan más de lo que reciben y viceversa. España siempre ha estado, con la salvedad de un año, entre los beneficiados del reparto. Y según los Presupuestos de 2016 seguirá así un ejercicio más con un saldo positivo de 740 millones.
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A España le sale rentable económicamente estar en la UE. En las dos primeras décadas de integración recibió 84.313 millones de euros. A pesar de las sucesivas ampliaciones comunitarias con la entrada de países de menor renta, España mantiene un saldo favorable desde 2006 hasta la previsión de 2016 de 12.710 millones. Y es que en esta última década la aportación española ha crecido de forma lenta pero gradual mientras que las transferencias comunitarias se han mantenido más o menos estables aunque con algunos altibajos. Así, en 2006 la aportación española al presupuesto europeo ascendió a los 10.674 millones frente a los 13.757 previstos en las cuentas de 2016. Por su parte, los fondos recibidos han pasado de 13.047 millones en 2006 a 14.497 millones diez años después. También es cierto que la Comisión Europea estructura los repartos y objetivos por periodos de siete años (en la actualidad el 2014-2020).
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En 2014 por primera vez en la historia el saldo de España con la UE fue negativo en 1.545 millones. Es decir, España aportó más de lo que recibió y se convirtió en lo que se conoce como un contribuyente neto al igual que Alemania o Francia, por ejemplo. De esta forma España parecía concluir el ciclo lógico y pasar de un país menos desarrollado y necesitado de ayuda para progresar a contribuir como le corresponde a una de las potencias del continente. Sin embargo fue un hecho coyuntural. Y es que la causa de este déficit se debió a la caída de los recursos europeos hasta los 10.989 millones provocada por la no ejecución de diversos fondos europeos, especialmente el destinado a la cohesión. Así, en el ejercicio siguiente el saldo volvió a ser positivo y el de 2016 duplica el previsto para 2015 (305 millones). Un incremento basado en el aumento de 1.270 millones de transferencia de la UE respecto al ejercicio anterior. El Ministerio de Hacienda explica este salto porque en 2016 se produce el ingreso de las liquidaciones pendientes de los programas del periodo 2007-2013.
La pregunta es por qué España sigue con un saldo positivo teniendo en cuenta que se trata de la quinta economía de la UE (cuarta de la zona euro). Y eso se debe a que parte de los fondos que recibe en la actualidad han cambiado su naturaleza y ya no son para mejorar las carreteras sino para fomentar el empleo o potenciar la formación profesional, por ejemplo. Sin embargo, los principales recursos que recibe España de la UE son a través del Fondo Europeo Agrícola de Garantía (Feaga), que en 2016 alcanzará los 5.747,38 millones, es decir, el 39,6% de los pagos comunitarios. Este mecanismo incluye la financiación correspondiente a la Política Agraria Común de la que España es, junto a Francia, la gran beneficiada.
Regiones pobres
El otro gran bloque de recursos que capta España proviene del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) con 4.704 millones para 2016. Esta partida se dedica a aquellas regiones de la UE con menor desarrollo económico. Y no es extraño que esta ayuda represente el 32% de las transferencias para España si se tiene en cuenta que trece comunidades autónomas tienen un PIB por habitante inferior a la media comunitaria, según Eurostat.
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El tercer mecanismo más importante a través del cual España recibe recursos comunitarios es el Fondo Social Europeo (FSE) que en 2016 llegará a los 1.978 millones. El principal objetivo de este sistema es el fomento del empleo. Un aspecto que afecta de lleno a un país con la mayor tasa de paro de la UE sólo superada por Grecia.
A la espera de la aportación del 'plan Juncker'
Uno de los grandes proyectos de la UE es el denominado 'plan Juncker' con el que la Comisión espera impulsar la inversión en el continente por valor de 315.000 millones de euros. En realidad, el presupuesto comunitario sólo aporta 16.000 millones y otros 5.000 millones el Banco Europeo de Inversión (BEI). El resto debe proceder de la iniciativa privada como consecuencia de estos estímulos. El plan recibió el visto bueno definitivo en mayo y España ha presentado proyectos por valor de 53.000 millones sobre infraestructuras y energía, especialmente las interconexiones con Francia. De momento, la Comisión ha aprobado tres planes con participación española mediante Abengoa (aplicaciones químicas), Grifols (I+D biomédica) y Redexis (infraestructura gasista).
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