La troika reconoce progresos en Grecia pero advierte de que sigue el riesgo

La troika indica que, pese a un "ligero empeoramiento" en 2013 que llevó la deuda a situarse en un 175% del PIB, ésta comenzará a reducirse "visiblemente" a partir de 2015 en paralelo al crecimiento económico y del superávit primario, para bajar a un 125% en 2020 y un 112% en 2022. En la anterior proyección sobre la sostenibilidad de la deuda griega se calculaba que ésta se situaría en el 124% del PIB en 2020 y "sustancialmente por debajo" del 110% en 2022.

Además, la Comisión Europea (CE) estimó que existe un agujero de financiación en Grecia de 5.500 millones de euros hasta mayo de 2015, una cifra que podría ser en parte cubierta con los ajustes y otras medidas, pero también gracias a los desembolsos aún pendientes del rescate concedido al país. En este contexto la troika se refirió además al compromiso de los socios del euro con Grecia respecto a que ofrecerán un "apoyo adecuado" al país hasta que sea capaz de financiarse por sus propios medios.

Pese a los signos alentadores detectados en la economía helena, los acreedores internacionales advierten a Grecia de que los "riesgos en la implementación del programa (de ajuste económico) siguen siendo altos". Por ello, la tríada pide al país que el "amplio abanico de reformas estructurales ambiciosas (ya adoptadas) sean aplicadas para restaurar y promover rápidamente el crecimiento, a la vez que se respalda el empleo".

La troika también insta a Atenas a llevar a cabo "reformas decididas y duraderas" en áreas como los mercados de productos (tanto bienes como servicios), la administración pública y lucha contra la corrupción, con el objetivo de reducir costes para las empresas y los hogares, a la vez que se apuntala la recuperación de la inversión. Por contra, "el aplazamiento de tales reformas y su aplicación incompleta puede perpetuar un pesado lastre para la economía, por lo que sería difícil lograr una sustancial mejora en el empleo, el crecimiento de la productividad y, por tanto, también una reducción constante de la proporción de deuda pública en relación con el PIB".

Además, la troika considera que un retraso en la aplicación de las "reformas clave" puestas en marcha para remodelar la administración pública y sus ingresos "pueden poner en peligro la generación de ingresos" que se esperan. De nuevo, la tríada muestra su preocupación ante los posibles retrasos que podría sufrir el programa de privatización, debido a la persistencia de "importantes obstáculos e ineficiencias administrativas". La troika también pide "nuevas reformas del mercado laboral", aunque reconoce que la "sensibilidad de esta cuestión puede hacer difícil los progresos en este área", así como más medidas para mejorar la educación y para "racionalizar aún más" la seguridad social, dado que aún hace frente a "importantes retos" pese a los esfuerzos ya hechos para reformar el sistema de pensiones.

Respecto al sector financiero, la tríada recordó que Atenas "sigue comprometido a llevar a cabo todas las acciones necesarias para asegurar que los bancos están saneados y capitalizados adecuadamente, para estar en posición de respaldar la recuperación económica". Sin embargo, advierte de que existen "algunos riesgos emergentes sobre las estimaciones de necesidades de capital" del sector, "especialmente si las autoridades y los bancos no hacen frente urgentemente y de manera eficiente al alto nivel de morosidad".