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No todo el deporte de máxima categoría vive en volandas el éxito. A menudo los jugadores de fútbol se bajan del autobús y deben escapar de una nube de seguidores y periodistas en busca de sus autógrafos y declaraciones mientras caminan por una alfombra roja ... que les guía sin darse cuenta al estadio. Nada que ver con otras disciplinas como, por ejemplo, el voleibol. Y un ejemplo es las condiciones en las que viajó y disputó el tercer partido de la final de la Liga Iberdrola es a la postre campeón, el Minis de Arluy Logroño. La plantilla y el cuerpo técnico viaja en dos furgonetas, siempre por carretera, al menos hasta tomar un avión que les transporte a una isla o hasta una estación de AVE. Eso es ya un lujo, aunque nada de aviones privados, todo clase turista.
El colmo de la humildad llegó el pasado sábado en Barcelona, cuando para realizar una sesión de entrenamiento previa a la final de la tarde el Minis de Arluy se encontró el pabellón SEK cerrado. Nadie respondía en los porteros automáticos del complejo deportivo catalán y tuvieron que 'colarse' en el recinto superando dos vallas, corriendo cierto peligro de lesión desaconsejado en la previa a un partido crucial como el que debían de disputar ese mismo día. Una pequeña odisea, una anécdota, eso sí, impropia de una final y de un deporte de élite. La situación fue tan insólita que el presidente del Club Voleibol Logroño, Carlos Arratia, decidió grabar en vídeo la incursión. Las jugadoras, eso sí, accedieron sin rechistar, concentradas como estaban en disputar y ganar la final, como hicieron. Los comentarios los hizo el cuerpo técnico.
«Digo yo que luego saldremos por otro lado», expone Carlos Arratia en la grabación, sorprendido por los obstáculos que debieron superar para acceder al pabellón. «De verdad que esto, si no lo veo, no lo creo», añade después Carlos Arratia, «si contamos esto, no se lo creen». Y aún les quedaban un par de sorpresas más. El pabellón que les esperaba era, en realidad, un estadio para hockey sobre patines con suelo de terrazo, nada que ver con el aconsejado parqué, que reduce el impacto en las caídas de los saltos, como el de Lobete. Y al regresar a los vehículos tras la sesión de entrenamiento se encontraron la ventana de una de sus furgonetas rota por un impacto, y así, tapada con un cartón, tuvieron que emprender el viaje de vuelta al día siguiente.
El Club Voleibol Logroño ha compartido el vídeo de la peripecia en las redes sociales con un comentario humorístico: «Para que luego vayan diciendo que ganamos títulos con facilidad… Esto fue solo para entrar al pabellón en el entreno de la mañana». Y una de las respuestas, la del concejal de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Logroño, aficionado al voleibol y que estuvo presente en el tercer partido de la final, destila más humor aún: «¿Seguro que #SomosVoleibol? Más parece 'parkour'».
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