Sinner besa el trofeo de campeón del Open de Australia. EP

Sinner, la amenaza de los viejos rockeros

El campeón del Open de Australia abandera a una generación que quiere terminar con el dominio de los últimos ases del tenis

Dagoberto Escorcia

Martes, 6 de febrero 2024, 11:50

Nunca pares de pelear». Mi primer título de Grand Slam, me quedé sin palabras. ¡Forza!». Jannik Sinner, 22 años, escribió este texto en sus redes sociales hace una semana, tras proclamarse campeón del Open de Australia, cuando formalizó su inscripción en las páginas de los ... campeones de torneos del Grand Slam. Ahí, en ese lugar que parecía que sólo estaba destinado a los Novak Djokovic, Rafael Nadal y Roger Federer, y que para un italiano como él resultaba algo más que histórico. El último vencedor de un torneo grande nacido en Italia fue Adriano Panatta, y de eso hace 48 años, en Roland Garros. Entonces, ni idea de un chico que se llamara Jannik ni que se apedillara Sinner.

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Con ese nombre, nadie creería que el nuevo campeón del Open de Australia es italiano. Pero él nació en una zona poblada de alemanes, San Candido, en la provincia de Bolzano, hijo de Johann y de Siglinde, un chef y una camarera del restaurante Talschullhutte en Sesto-Val-Fiscalina, un valle al sur de Tirol. Habla italiano, inglés y alemán. Pero su tenis domina todos los idiomas y conceptos de este deporte. Sinner tiene un excelente servicio, una magnífica derecha, gran revés, y especialmente posee una gran mentalidad. Sobresale su frialdad ante momentos adversos, como quedó demostrado en la final de Melbourne, donde tras perder los dos primeros sets se levantó y remontó hasta doblegar a otro adversario de sus mismas características como Danii Medvedev. Los técnicos hablan de un tenista que si bien no estará en la cúspide hasta los 37 años como Nadal o Djokovic, sí ha llegado para acabar con el dominio de los viejos rockeros.

Acaba con Djokovic

Y Jannik Sinner, con un físico que parece endeble, nada fortalecido como el de Nadal, ni con mucho cuidado como el de Djokovic, ni con un tenis tan natural como el que lució Federer, ha sido capaz de poner punto y final a la racha del dueño de Melbourne. Djokovic llevaba años sin encontrar un adversario que lo doblegara en un torneo que ha ganado diez veces. Durante las semifinales de Australia encontró a Sinner, recién llegado a la élite del tenis, perteneciente a una generación que tiene en Carlos Alcaraz su mayor exponente pero de la que se esperaba que tanto Zverev como Tsitsitpas, Thiem o el propio Medvedev rompieran semejante hegemonía.

Sinner había cruzado golpes con Djokovic en seis ocasiones antes de Melbourne desde 2021. La primera vez tenía 18 años y sucedió sobre la tierra de Montecarlo. En la segunda ronda y en dos sets fue despedido por el serbio. Un año más tarde cayó en los cuartos de final de la hierba de Wimbledon después de ganar los dos primeros sets. Fue la primera vez que tuvo contra las cuerdas al tenista que más Grand Slams ha ganado en la historia. Al año siguiente, en las semifinales de Wimbledon, no tuvo opción. Tres sets bastaron a Djokovic para liquidar los deseos del italiano de llegar a la gran final sobre la hierba londinense.

El año del despegue

Todo comenzó a cambiar en 2023 para Sinner, entrenado por el extenista australiano Darren Cahill (su mejor posición en el ranking fue ser el número 22 del mundo) y también por el extenista italiano Simone Vagnozzi. Ambos han influido decisivamente en la carrera deportiva del jugador. «Es una máquina de matar», dicen sus preparadores. El triunfo en la Copa Davis defendiendo a Italia hizo crecer a Sinner. En todo. Ganó confianza. También fortaleza. Y adquirió mentalidad de campeón. Vencer a Djokovic en esa competición, sabiendo lo que significa para el serbio defender a su país, fue todo un espaldarazo.

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Gran aficionado al esquí, campeón de Italia infantil entre los 8 y 12 años, seguidor del Milan de fútbol, se ha acostumbrado a que lo consideren un tenista tímido pero muy humilde. Sinner tuvo en 2023 la oportunidad de vencer a Djokovic en dos ocasiones. En la round robin de la final de la ATP y en las semifinales de la Davis. Pero 2024 no podía comenzar mejor. Arrolló a Djokovic de la manera que no lo había hecho nadie. Los dos primeros sets los sumó a su favor con marcadores insólitos contra el serbio (6-1 y 6-2). Perdió el tercero en el tie-break y en el cuarto se impuso por 6-3.

Lo que pasó en la final fue otra historia muy diferente. Nadie imaginaba un partido como aquel. Medvedev, sólido, contundente, resultó arrollador en los dos primeros sets. El italiano parecía derrotado, pero eso no ocurrió. La remontada fue increíble. Una reacción que ha colocado a Sinner en la élite del tenis. En el nuevo componente de una generación que pretende acabar con el dominio de los viejos rockeros.

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