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enric gardiner
Jueves, 30 de agosto 2018, 07:25
Rafael Nadal exhibió la vitola de número uno en Nueva York y consiguió con mucha autoridad la victoria ante el canadiense Vasek Pospisil (6-3, 6-4 y 6-2) para pasar a la tercera ronda del último Grand Slam de la temporada. Un triunfo ... cimentado en la confianza, la seguridad y la superioridad del manacorense, vigente campeón del torneo y gran favorito para repetir título, solo superado, quizás por el serbio Novak Djokovic.
Pospisil, número 88 del mundo, llegó a la pista central del Abierto de los Estados Unidos con el objetivo de incomodar a Nadal más aún de lo que ya lo hacía el asfixiante calor y la humedad que se respiraba en el estadio Arthur Ashe de Flushing Meadows. El más del 50 % de humedad y los reinantes 30 grados, pese a ser el partido bajo la noche estadounidense, hicieron estragos y obligaron a Pospisil a cambiarse de camiseta tan solo tres juegos después de comenzar la contienda. Instantes antes, el canadiense ya veía las cartas destapadas sobre la mesa.
Nadal gobernaba 3-0 y él, con su simple pareja de saque y volea, no encontraba forma de controlar a la bestia. Su mejor punto, para más inri, llegó desde el fondo de la pista, en un largo intercambio. Si ese era el camino para disputar el encuentro, Pospisil lo tenía imposible.
Los saques directos aislados del norteamericano pellizcaron a Nadal, pero no lo suficiente como para hacerle daño. El balear, desplegando un físico espectacular y mostrando un nivel de piernas asombroso, quizás beneficiado por el poco desgaste de la primera ronda (David Ferrer se retiró en el segundo set), atacó en todo momento a su rival, hasta arrancarle el último ápice de energía en forma de punto.
La figura de Nadal rebotaba en la pista, de un lado para otro, y aniquiló a Pospisil, que inofensivo al resto, solo pudo hacerle tres puntos en toda la primera manga cuando el español servía.
La efectividad al resto iba por barrios y decantó el partido. Mientras que Pospisil era incapaz de mejorar un pobre 40 % con primeros, Nadal rozaba la excelencia con el 90 %. No solo desactivó la mejor arma de su oponente, si no que la convirtió en su peor aliado. El mérito era mayor si se tenía en cuenta que Pospisil, con su 1,93 de altura, fue campeón de Wimbledon en dobles en 2014. Pese a ello, su carrera individual está claramente estancada -este año se ha movido mucho en Challengers- y eso, a la hora de enfrentarse a Nadal es un hándicap mortífero.
Incluso cuando Nadal regala un rayo de esperanza. En el segundo set, un Pospisil mucho más certero al servicio aprovechó una desconexión del balear para romper y ponerse 2-4 arriba. Unos segundos en los que se temió porque Nadal se dejara ya en segunda ronda un set por el camino. Lejos de achicarse ante la desventaja, Nadal quebró en dos ocasiones consecutivas, enlazó cuatro juegos y dejó el segundo parcial en su territorio.
Un tempranero 'break' en el tercero, aderezado con más errores de Pospisil, sirvió para que Nadal ya tuviera el partido en el bolsillo y con ello el pase a una tercera ronda donde Karen Khachanov será su rival. El joven ruso es de reciente recuerdo para el de Manacor, ya que se han enfrentado en dos ocasiones este año, en Montecarlo y en Canadá, ambos choques saldados con victoria española.
La mejor victoria española del día llegó cuando Fernando Verdasco derrotó al británico Andy Murray, en lo que suponía la vuelta del escocés a un Grand Slam, después de Wimbledon 2017. Verdasco se deshizo de Murray (7-5, 2-6, 6-4 y 6-4) por segunda vez en su carrera en quince enfrentamientos. El último triunfo del madrileño ante el exnúmero uno fue en Australia 2009, torneo en el que escaló hasta semifinales, en lo que, a día de hoy, es su mejor resultado en un grande. Para continuar con la inercia, Verdasco buscará un hueco en octavos de final ante el argentino Juan Martín del Potro.
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