Muguruza deja escapar los cuartos

En tres sets (4-6, 6-4 y 7-5), Garbiñe Muguruza dijo adiós a un Abierto de Australia que se le estaba poniendo de cara y al que un solo punto le privó de seguir con vida. La española aprovechó los ingentes errores no forzados de Osaka -cometió 36- para forjarse la oportunidad de pasar a cuartos, pero cuando tuvo que rematar se le encogió el brazo y pasó la iniciativa a la japonesa, que necesitó verse eliminada para despertar.

Y es que Muguruza siempre fue la que llevó la voz cantante y la carrerilla para una victoria que parecía su destino. Se llevó el primer set y se puso por delante en el segundo, pero sus dudas metieron a Osaka en el encuentro, cuyo espíritu de campeona salió a relucir para en menos de 70 minutos mandarlo a un tercer set en el que Muguruza volvió a ser superior.

La hispano-venezolana se lo llevó hasta el 5-3, donde gozó de un 15-40, es decir, dos bolas de partido, sobre el saque de la japonesa. La primera, salvada con solvencia por la nipona. En la segunda, Muguruza tuvo la oportunidad de atacar, pero se echó para atrás. Desactivadas las dos oportunidades, Osaka ya no cedió más. Necesitó tres bolas de rotura al juego siguiente para evitar que Muguruza tuviera más puntos de partido y a partir del 5-5 se llevó ocho de los últimos nueve puntos.

Osaka derribó a Muguruza con la pesadez y el gancho de toda una campeona de tres Grand Slams. «En los puntos importantes tengo que ir a por todas», apuntó una vez tenía la victoria en el bolsillo. Muguruza sucumbió a los 40 golpes ganadores de Osaka y se despidió de Melbourne con la sensación de que el idilio que comenzó el año pasado cuando alcanzó la final, este año podía haber ido como mínimo igual de lejos.

La sorpresa de la jornada fue la eliminación de Dominic Thiem, que cayó destrozado a manos de Grigor Dimitrov. El búlgaro firmó un 6-4, 6-4 y 6-0 para eliminar a Thiem, aún tocado por las secuelas del encuentro a cinco sets contra Nick Kyrgios. El austríaco, vencedor del último Grand Slam en Nueva York, pierde la oportunidad de seguir añadiendo muescas a su cinturón y se queda sin igualar la final del año pasado tras un inicio de temporada complicado y en el que ha reconocido que ha tenido problemas físicos.

Tampoco lo está pasando bien Novak Djokovic, pero al serbio le está valiendo para pasar rondas. El número uno del mundo, pese a las dudas sobre su estado físico, eliminó a Milos Raonic, por 7-6 (4), 4-6, 6-1 y 6-4 en casi tres horas de encuentro, pero sin estar renqueante como en la anterior ronda.

«Seguramente no habría seguido en el torneo si esto no hubiera sido un Grand Slam», reconoció Djokovic, que ha estado bajo fuertes analgésicos las últimas 24 horas para paliar el dolor en el abdominal. Djokovic, que ha alcanzado las 300 victorias en Grand Slam (solo por detrás de Roger Federer, que tiene 362), se medirá a ahora Alexander Zverev, que venció a Dusan Lajovic y que vivirá su octavo duelo ante el serbio, al que solo ha ganado en dos ocasiones.