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Pedro Luis Alonso
Málaga
Domingo, 26 de noviembre 2023, 21:17
En diciembre de 1976 arrancaba la democracia en España, el ya fallecido Fidel Castro accedió a la presidencia de Cuba y asomaban los primeros años de la televisión en color. Por supuesto, ni mentar internet, los móviles, las redes sociales y las 'fake news'. En ... esa fecha Italia ganó en el Estadio Nacional de Santiago de Chile su primera y única Copa Davis. Hasta este domingo, una fecha que entra ya con letras mayúsculas en la historia deportiva del país vecino.
El Martín Carpena, con amplia mayoría italiana, como ha sucedido en las tres jornadas en que compitió la 'Azzurra', fue un clamor con su equipo, espoleado también por su tamborrada de Macerata, con ese himno generacional de los 70 que es ese emocionante 'Ma il cielo è sempre piu blu', del malogrado Rino Gaetano, sonando a todo trapo por la recién estrenada megafonía del pabellón.
Hasta cierto punto era previsible. Tenía que llegar la hora de Italia, el país que mas dominaba a nivel colectivo el tenis mundial, con permiso de Estados Unidos, el que coloca un mayor promedio de raquetas en el 'top 200', a nivel profesional. La de 2022 fue la Copa Davis del canadiense Felix Auger Aliassime. Qué duda cabe que la de 2023 ha sido la de otro gran talento, Jannik Sinner, que ha aupado a la mejor generación de tenistas italianos de los últimos años, la que se viene cociendo a fuego lento después del excelente trabajo de base, con un sinfín de torneos Challenger en suelo transalpino.
Italia se quedó en semifinales en 2022. Se despidió en el doble ante Canadá. Este año estuvo a tres bolas de partido, las consecutivas de que dispuso el sábado Djokovic ante Sinner al resto, pero este nuevo formato ofrece márgenes muy estrechos. Seguramente, si se repitiera el torneo el resultado no sería el mismo. Australia llegó a la final también superando una crisis igual de grave, un juego al resto de De Miñaur ante Lehecka para seguir en el torneo.
La historia quedó escrita a las ocho y media de la tarde. En el tercer punto de partido de Jannik Sinner ante Alex de Miñaur (13º), el australiano mandó el golpe a la calle de dobles y entregaba la cuchara para un set en blanco, el segundo: 6-3 y 6-0 en una hora y 22 minutos de un partido sin historia, sin más análisis que constatar que el de San Candido es el tenista más en forma de finales de año y que no acusó para nada la agotadora jornada de la víspera.
Antes, Matteo Arnaldi (44º) abrió el camino en un curioso enfrentamiento. El destino tiene estas cosas: a un lado de la pista un australiano residente en Marbella desde hace un lustro (se ha entrenado con Davidovich) que juega el partido de su vida... en Málaga. Alexei Popyrin (40º), de raíces rusas, tenía que lidiar con un italiano, Arnaldi, con novia australiana, Mia Savio (residente en Melbourne y de padre transalpino). La Copa Davis estaba en juego para muchos, si es que Sinner mantenía el nivel de la víspera y no fallaba ante De Miñaur, y considerando que el doble 'aussie', con los especialistas Ebden y Purcell, es teóricamente superior.
Para muchos analistas, por tanto, la Copa Davis se dirimía en esta primera entrega, la de los números dos, que respondió a las expectativas, que no eran otras que la igualdad, una moneda al aire. Como muchos lances del torneo esta semana, así fue el duelo, que tenía este curso dos precedentes, los únicos en el circuito, muy reveladores: Popyrin ganó en la semifinal de Umag, en tierra, y Arnaldi en octubre en la primera ronda del Masters 1.000 de Shanghái. Y siempre a tres sets, con remontada.
Ranking' parecido, edad similar, y casi se repitió el guion. El choque fue largo, pero sin remontada. Arnaldi se llevó una primera manga agónica. Salvó tres 'set balls' con 0-40 en el 4-5, y se lo apuntó rompiendo el servicio de Popyrin, al que le pudo la responsabilidad siempre en los momentos de más presión. Su fenomenal primer servicio no fue suficiente. No siempre acudió a su rescate, y en el juego de fondo o de mediapista no es tan fiable.
Pese a todo, Arnaldi, de San Remo, como Fognini, lejos de venirse arriba al verse un set por delante, se deprimió y entregó con cierta claridad el segundo parcial y fue con la lengua fuera todo el tercero. Sus turnos al servicio pasaron por el 15-30, 15-40 o punto de 'break', pero su rival jugó de forma pésima todas sus bazas (0/8), hasta que en el 5-4 de Arnaldi el australiano se derrumbó, excesivamente tenso: 7-5, 2-6 y 6-4 en dos horas y media.
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