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enric gardiner
Jueves, 22 de diciembre 2022, 00:52
El ejercicio que concluye se cerró con una trágica noticia para el mundo del tenis; Manolo Santana, el precursor y pionero de este deporte en España, fallecía a los 83 años. Con él se iba un icono del deporte mundial y un hombre que puso ... en las manos de las generaciones siguientes una raqueta gracias a sus éxitos y al eco que estos tuvieron. Rafa Nadal y Carlos Alcaraz le homenajearon con el mejor año en la historia del tenis español, el primero el que dos españoles ganaron al menos un Grand Slam y en el que los dos puestos del ranking, a final de temporada, estuvieron copados por tenistas de este país. Una hazaña que no se veía desde los 90, con el dominio estadounidense, y que nadie se podía imaginar cuando el año comenzó, con Alcaraz fuera de los 30 mejores del mundo y Nadal apartado tras seis meses de baja por el pie.
Australia, para Nadal, fue el punto de partido de una racha histórica, la mejor de su carrera. El balear, sin Novak Djokovic en el torneo, se llevó el primer Grand Slam del año con una remontada inverosímil en la final ante Daniil Medvedev. Nadal, que llevaba trece años sin ganar en Melbourne, se repuso de un marcador de 2-6, 6-7 y 2-3 con 0-40 para conseguir su grande número 21, desempatando con Roger Federer y Novak Djokovic. Uno de los títulos más especiales de su carrera, por inesperado, tras muchos años de intentos fallidos en Melbourne, y porque supuso la continuación a una racha de 20 triunfos que le hizo levantar el trofeo en Acapulco y en el preparatorio del Abierto australiano, antes de romperse una costilla en la final de Indian Wells contra el estadounidense Taylor Fritz.
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Este contratiempo provocó que Nadal se perdiera la mitad de la gira de arcilla y que solo pudiera jugar cinco partidos antes de Roland Garros. Mientras, Alcaraz ascendió meteóricamente. Tras una salida temprana en Melbourne, ante el a la postre semifinalista Matteo Berrettini, el murciano venció en Río de Janeiro, debutó en Copa Davis, hizo semis en Indian Wells y ganó en Miami, su primer Masters 1.000. La arcilla no le sentó mal, con triunfo en Barcelona y Madrid, donde venció de forma consecutiva a Nadal y Djokovic, pero en Roland Garros le frenó un excelso Alexander Zverev.
En París resurgió el mejor Nadal, que batió por el camino a Felix Auger-Aliassime, en cinco sets, a Djokovic, Zverev, lesionado en el tobillo, y al noruego Casper Ruud. Decimocuarto entorchado en el Bosque de Bolonia y 22 Grand Slam en el bolsillo. Por primera vez en su carrera, Nadal llegaba a Wimbledon con opciones de ganar los tres primeros grandes títulos del año. Y Nadal alargó la racha hasta las 19 victorias seguidas en Grand Slam, pero una rotura abdominal antes de las semifinales en la hierba londinense contra Nick Kyrgios truncaron la posibilidad de lograr los cuatro títulos en un año.
Un contratiempo que frenó el gran año de Nadal, que ya solo disputaría cuatro torneos más, segunda ronda en París-Bercy y Cincinnati, octavos en US Open y fase de grupos en las Finales ATP. Entre medias, padre por primera vez y la emotiva despedida con Federer en Londres.
Alcaraz, por su parte, entró en un pequeño bache tras París. Cayó en octavos de Wimbledon ante un gran Jannik Sinner y cedió las finales de Hamburgo y Umag, antes de perder en segunda ronda de Canadá -donde Pablo Carreño ganó el primer Masters 1.000 de su carrera- y en cuartos de Cincinnati. Mal presagio para el US Open, pero en Nueva York volvió el mejor Alcaraz. El de El Palmar venció, a partir de octavos, a Marin Cilic, se vengó de Sinner en uno de los mejores partidos del año, derrotó a Frances Tiafoe en semis y negó la segunda final del año en Grand Slam a Ruud.
Se convirtió en el cuarto hombre en el tenis español en ganar el US Open y en el número uno más joven de la historia. La victoria vino con secuelas y Alcaraz tuvo un final de año irregular, culminado con una lesión abdominal que le impidió participar en las Finales ATP de Turín y en las Finales de Copa Davis. Pese a ello, el murciano terminó el año como el mejor, acompañado en el podio por Nadal. Por primera vez en la historia, dos tenistas españoles ocupan las dos primeras posiciones del escalafón ATP, un homenaje perfecto a la figura de Manolo Santana.
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