Garbiñe Muguruza, presente y futuro del tenis mundial

Su explosión fue en Wimbledon. El mundo entero conoció a una tenista con carisma, una jugadora que devora a sus tenistas a base de raquetazos. Cayó en la final ante Serena, pero su cotización subió exponencialmente. Superación y avances incuestionables tras muchos meses como eterna promesa. Demostró que tiene golpes y físico. Posee valentía para atreverse a cerrar el punto en la red y un saque poderoso, y especialmente ha avanzado a nivel mental. Un proceso lento pero imparable. «Garbiñe ha ido evolucionando poco a poco. Tiene un potencial impresionante, es una jugadora valiente y por eso ha obtenido buenos resultados», confirma Conchita Martínez, la capitana de Copa Federación con la que ha debutado Muguruza en el equipo español este 2015.

Y desde luego Garbiñe puede estar más que satisfecha por su año. A esa final de 'grand slam' en Londres hay que sumarle su primer Premier Mandatory en Pekín, dos títulos en dobles junto a Carla Suárez -con la que también alcanzó la final del WTA Finals-, su ascenso al tercer puesto de la clasificación mundial y, sobre todo, sus semifinales en la Copa de Maestras. Quizá ese sea el torneo que peor sabor de boca dejó. Después de completar una primera fase con tres partidos soberbios pagó el desgaste de jugar el dobles. Pero el nivel de esos tres encuentros iniciales y el resto de éxitos del año deben servirle de rampa de lanzamiento en el 2016 para algo más importante: ganar un 'grand slam'. «Está totalmente capacitada para ganar un Grande, puede competir con cualquier jugadora», recalca Conchita.

Para ello se ha arriesgado cambiando de entrenador. A finales de agosto, en vísperas del Abierto de Estados Unidos, decidió dejar al entrenador que la llevó al 'top ten', Alejo Mancisidor, y apostar por Sam Sumyk, un técnico francés que convirtió a Azarenka en la número uno del mundo. Cambio que, visto los resultados, ha sido productivo para ella. Es la tercera jugadora del mundo por detrás de Halep y la intratable Serena. Pero ese objetivo logrado por Azarenka, el ser la primera clasificada de la clasificación, está entre sus principales metas. Eso sí, se trata de algo muy complicado con la pequeña de las Williams a pleno rendimiento. «El número uno es más difícil para ella que ganar un Grande, aunque Serena tiene ya una edad y Garbiñe tiene mucho potencial», apunta Conchita. Desde luego, si no es una candidata seria a número uno en el futuro, se le parece mucho.

Muguruza-Nadal para los JJOO

Eso tendrá que ser en el 2016, el año que tiene que ser el de su asentamiento en lo más alto después de despegar en el 2015. Una temporada que va a ser especial. Es año de Juegos Olímpicos, fecha marcada en rojo en el calendario. Y pese a que va a dosificar más sus apariciones en dobles junto a Carla Suárez que en esta campaña, el reto de Río de Janeiro ilusiona a cualquiera. Y más si finalmente acaba jugando el mixto con Rafa Nadal, algo que Muguruza ve con buenos ojos. Ella ya ha comentado que cree que harían «una buena pareja». Sería jugar individuales, dobles y además el mixto. Es ambición en estado puro.

Y además vende y gusta, de ahí que se la rifen las marcas. Gana y enamora. Con una sonrisa perenne desprende ese aroma a éxito, a tenista grande. Y posee el motor que alimenta a cualquier tenista: la ilusión por hacer cosas importantes. No hay sorpresas en su mejoría, en el año de su confirmación. Es la tenista del presente y del futuro. Lo mejor está por llegar para Garbiñe Muguruza.