Martínez de Quel, en el Campeonato de Europa Sénior. F. R. Karate
El adiós de un deportista

«La retirada se prepara desde que eres niño»

Del tatami a las aulas ·

Óscar Martínez de Quel, el campeonísimo de karate, ejemplariza el tránsito ordenado del deporte de élite a la vida laboral ordinaria

Eloy Madorrán

Logroño

Viernes, 19 de abril 2024, 07:37

La retirada se prepara desde que eres niño. Y esa transición hacia la segunda parte de la vida hay que hacerla desde los estudios o la formación académica. No parece, pero es que se retira mucho mejor quien tiene otras cosas en su vida». Claro ... y contundente. Así se expresa Óscar Martínez de Quel (Arnedo, 1976), campeón del Mundo de karate con la selección española en 2002 y 2006, campeón de Europa en 2008 y campeón de España en varias ocasiones.

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El arnedano ha completado con éxito el complicado tránsito vital del deportista de élite a la vida laboral ordinaria. Es un cambio en ocasiones violento, incluso traumático, un problema del que se habla poco y al que apenas se le dedica tiempo y recursos, salvo en contadas excepciones. Martínez de Quel estudió Educación Física y Psicología, y se doctoró en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (2003). Actualmente, trabaja como profesor-investigador en la Universidad Complutense de Madrid. «Se ha comprobado que se retira mejor quien tiene unos estudios, quien tiene una carrera profesional».

Aunque ni ha abandonado el tatami ni lo abandonará –acaba de recibir el séptimo DAN, algo de lo que poca gente puede presumir en España–, la vida de Óscar Martínez de Quel se reparte ahora entre aulas, aviones, viajes Madrid-Arnedo y Arnedo-Madrid, y conferencias sobre deporte, salud y bienestar mental.

Aprovechando sus dos licenciaturas, el riojano está enfocando sus conocimientos al mundo del deporte, tanto en el élite como en el deporte aficionado. En estos últimos años está tomando más relevancia mediática la preparación psicológica de los deportistas. Casos como los de Simone Biles o Ricky Rubio han contribuido a que se comprendan mejor. «Los casos de problemas de salud mental en el deporte de alto nivel son mínimos; es decir, son menos que en la población normal. Lo único que se conocen más porque son más mediáticos. Que Simon Biles en un momento dado diga, 'no quiero salir', pues tiene mucha más repercusión que si un trabajador normal dice, 'no quiero ir a trabajar hoy'», reflexiona Martínez de Quel.

Según la opinión del karateka arnedano, estos casos son positivos para superar el estigma de los problemas mentales:«Yo creo que es positivo que se quite el tabú. Eso ayuda a humanizar al deportista. Siempre digo que primero somos personas, luego deportistas, y luego ya ganamos medallas y campeonatos, pero ese es el orden». Aunque en opinión del riojano, todavía hay mucho margen de mejora en el trabajo de preparación física: «Todavía se dice mucho lo de 'Lo que marca la diferencia del campeón es la cabeza', pero luego entrenamos de cuello para abajo. Y yo creo que en eso se va avanzando, cada vez más se van viendo los resultados positivos y se va cambiando un poco la perspectiva».

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A Óscar Martínez de Quel te lo puedes encontrar en Mónaco participando en la séptima conferencia mundial sobre prevención de lesiones y enfermedades en el deporte, paseando por Arnedo con la familia o en Vitoria hablando sobre compaginar estudios y deporte. Precisamente este último tema está ocupando mucho tiempo en las charlas de Martínez de Quel.

«La neurociencia demuestra que tener una buena capacidad aeróbica y una buena condición física, en general, mejora el funcionamiento del cerebro. Y si vas a los colegios y preguntas, por los diez mejores expedientes, ocho o nueve hacen deporte. La mayor parte de los buenos estudiantes hoy en día son gente que hace deporte porque una cosa ayuda a la otra, desde el punto de vista del cerebro y también desde el punto de vista de la disciplina», explica.

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¿Estudiar o entrenar?

Para ilustrar esta afirmación, el karateka echa mano de su experiencia personal. «Recuerdo los días de la Selectividad, que estaba todo el mundo atacado y de los nervios. Yo me fui a entrenar. Y saqué la mejor nota de selectividad del instituto de Arnedo. Y te aseguro que no era el mejor estudiante ni el que más estudió». «Pero –continúa– sabiendo lo que sabemos ahora con la neurociencia, al entrenar lo que hice fue que se quedaron en mis músculos y en mi cuerpo una serie de sustancias que hicieron que luego, cuando volví a estudiar, estuviera más concentrado y me cundiera más. Igual yo en una hora hice lo mismo que ellos en dos».

Otro asunto en el que Óscar Martínez de Quel está incidiendo en todas sus intervenciones públicas es en el beneficio del deporte, a cualquier edad y en deporte aficionado como en deporte de élite. «Las cosas están evolucionando, pero en mi época era muy habitual que en Segundo de bachillerato la gente abandonara el deporte todo el año para preparar a fondo la Selectividad. Ahora eso es complicado de ver en los jóvenes actuales», recuerda.

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Saavedra, Martínez de Quel y Moreno, con el 7º DAN F. E. K.

El chaval que se fijó en Corbalán y terminó dedicando su vida al kárate

La llamada del deporte llega de múltiples maneras y la de Óscar Martínez de Quel llegó en forma de canasta y a altas horas de la madrugada. «Yo fui de los que me levanté a las 4 de la mañana para ver la final de los Ángeles, de los Juegos Olímpicos, para ver a la selección española de baloncesto contra la de Estados Unidos», rememora con cierta nostalgia el karateka arnedano. «Yo me enteré de que Corbalán, al que veía jugando la final de los Juegos Olímpicos, era cardiólogo. Y dije, 'cuando me retire tengo que ser cómo él, porque aún tendré mucha vida y esa transición hacia la segunda parte de la vida hay que hacerla desde los estudios, desde la formación académica», defiende Martínez de Quel. Pero eso exige un sacrificio grande, que no todo el mundo está dispuesto a realizar: «Hay gente que para descansar de estudiar se ponía a ver la tele o se marchaba al bar y yo me iba a entrenar. Es lo que me gustaba, mi pasión y la que sigo haciendo».

«Por eso, yo siempre a mis deportistas –aunque se hayan enfado conmigo–, les amenazo para que estudien. Porque en ese momento, en la élite, estás cegado con ganar y no piensas más que en acudir a los campeonatos y ganar. Ha habido ocasiones en las que ha habido que plantarse y decirles, 'o te tomas en serio también la parte de los estudios o te vas del equipo'».

Hace apenas dos meses, la Federación Española de Karate concedió el 7º DAN a Óscar Martínez de Quel. Esto viene a ser un grado dentro del cinturón negro, el de mayor rango que se puede conseguir en el karate. Se trata de un logro muy destacado y del que pocas personas pueden presumir en España. Entre otras cosas, porque para obtener el primer DAN, tiene que transcurrir un año en el que se justifica que sigues ligado a ese deporte. Si quieres obtener el segundo DAN, se pone el contador a cero y tienen que pasar dos años para obtener el reconocimiento. Así sucesivamente hasta el séptimo DAN, con lo que supone de años de tatami acumulados hasta llegar a ese momento. Como resume muy bien Martínez de Quel, el obtener el 71 DAN supone «¡que llevas una vida dedicada al karate!». «Y en mi caso, pues que me estoy haciendo viejo (risas)».

Momento de reflexión

«¿Para mí qué significa ser séptimo de dan? Bueno, fue justo un momento de reflexión que tuve cuando lo solicité formalmente. Séptimo DAN... Y me daba vértigo acordarme de cuando empecé a saber qué eran los danes...», recuerda Martínez de Quel.

El riojano continúa con sus pensamientos en voz alta:«Los DAN son ejercicios de resiliencia, ahora que tratamos de resistir durante muchos años». «Para mí el significado es que llevas muchos años vinculado al karate y dando tu vida por el karate, porque pierdes todas las horas que hacen falta de dedicación. Gente que empezó conmigo hay cientos, y que empezó antes que yo, pero la gente va abandonando por otras prioridades de la vida», rememora.

«¿Que si voy a ir a por el octavo DAN? Esto es como el palo y la zanahoria con el burro. Es una manera también de tener una motivación para seguir. Ya veremos dentro de ocho años si tengo ganas o no», describe el karateka riojano.

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