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Domingo, 31 de marzo 2024, 23:08
Peio Etxeberria y José Javier Zabaleta ya tienen en casa la chapela que les acredita como ganadores del Campeonato de Parejas. La tienen porque ambos ... vencieron ayer a Jokin Altuna y Julen Martija en el Navarra Arena de Pamplona por 20-22. Para Etxeberria es su primer triunfo; para Zabaleta, el quinto. Es el gran dominador desde el año 2013, ya que a sus cinco triunfos suma una sexta final, que perdió. Y a sus 33 años le queda tiempo para seguir reinando en esta disciplina.
Altuna-Martija
20
-
22
Etxeberria-Zabaleta
Duración: 92 minutos
Pelotazos: 801
Saques: Altuna, 1; Peio Etxeberria, 4
Faltas: Altuna, 0; Peio Etxeberria, 1
Ganados: Altuna, 6; Martija, 2; Peio Etxeberria, 4, Zabaleta, 7.
Perdidos: Altuna, 4; Martija, 3; Peio Etxeberria, 4, Zabaleta, 6.
Marcador: 0-3, 2-3, 2-5, 7-5, 7-8, 8-8, 8-9, 9-9, 9-13, 14-13, 14-21, 20-21 y 20-22.
Incidencias: Final del Campeonato de Parejas. Navarra Arena de Pamplona. 2.916 espectadores.
Etxeberria y Zabaleta tenían la final prácticamente ganada cuando el marcador reflejaba un claro 14-21 a su favor después de una tacada de ocho tantos consecutivos. Y la pudieron perder. Altuna y Martija tenían el título muy lejano y se lo pudieron llevar a casa, pues a pesar de verse con 14-21 fueron capaces de colocar el electrónico en un 20-21 que dejaba el triunfo en el aire y que cortaba la respiración a más de uno en la grada. No lo lograron.
Peio Etxeberria, novel en estas lides, y José Javier Zabaleta, experto y número uno en la zaga, ofrecieron desde el inicio una imagen muy sólida. El delantero de Zenotz aplacó nervios con un gancho ganador y un saque. El zaguero aportó un pelotazo, el primero. Ese 0-3 dejó claras algunas cosas. Primero, que Etxeberria no se iba a asustar. Segundo, que Zabaleta podía inclinar claramente a su favor el juego. Tercero, que el material podía ser demasiado alegre porque en el segundo tanto, en el de saque, la pelota botó poco antes del siete y Martija no pudo meter bien la mano más pendiente del rebote que de la esférica. Rebote, por decir algo, ya que la pared es baja, no hay opción de rebote. Esa intimidación estuvo presente y fueron varios los pelotazos que murieron en el rebote, aunque no lo alcanzaran. Incluido el último del partido, de Zabaleta. No podía ser de otro modo.
Altuna y Martija dedicaron varios tantos a buscar el punto débil de sus rivales. No existía, pero se aprovecharon de sus errores para mantener la cercanía en el marcador antes de liderarlo. Cuatro fallos y tres tantos propios, uno del zaguero en ese rebote camuflado, les pusieron por delante por primera vez, 7-5. El cambio dio paso a un enfrentamiento de pequeñas tacadas y alternativas en el mando: del 7-5 se pasó al 7-8 merced a un volea a la pared de Etxeberria, una pelota a la chapa de Altuna y un 'rebote' de Zabaleta. Más tarde el marcador se reajustaría al 9-13 amparado en el golpe del zaguero, el acierto de Etxeberria y algún que otro fallo aislado de Altuna. Ese décimo tercer tanto fue el más duro, con 113 pelotazos intercambiados. El partido sumaba tras él 447.
Penúltima reacción
No acusó sin embargo, Altuna el fallo. Al contrario. Se creció. Firmó dos dejadas consecutivas y contestó a Etxeberria ante sus protestas en la segunda. Martija le acompañó y soltó un pelotazo. Estaban cambiando la inercia. Dos errores de sus rivales les permitieron tomar la iniciativa, 14-13, pero esta resultó no solo efímera, sino estéril. El partido estaba a las puertas de su ruptura.
Zabaleta firmó una nueva pelota al diez y Martija no la devolvió, como tampoco el saque posterior. Incluso mandó la esférica abajo, lo que supuso conceder tres tantos consecutivos, que se convirtieron en ocho merced al saque del de Zenotz, al golpe de Zabaleta y a dos errores de Altuna. Nada nuevo. Las armas de la pareja de azul eran claras. Atacaban a Martija porque sabían que podían mandar la pelota a la grada trasera. Y de paso evitaban a Altuna, que no encontraba el espacio para jugar y que, además, tenía en Etxeberria a un complejo rival. Defiende bien, ataca cuando debe, se deja aconsejar y se toma su tiempo entre tanto y tanto. Zabaleta seguía a lo suyo. Entraba con continuidad desde los cuatro cinco y cuatro, incluso más cerca del frontis, y ahí, con pelota alegre, Martija era presa fácil. Al zaguero de Etxarren le da igual la esférica. El que manda es él y cuando tiene golpe es exquisito. Atacaba para ganar y defiende para no perder porque solo él es capaz de llevar pelotas que van a morir al nueve, a pocos centímetros del piso.
Los corredores entregaban las últimas papeletas con ese 14-21. Solo un ferviente creyente en Altuna y Martija apostaría por ellos en ese momento. Se animó la correduría. Etxeberria y Zabaleta se empeñaron en equilibrar una final desequilibrada. Firmaron cuatro errores y Altuna sumó dos tantos. Ya con el 18-21 el amezquetarra alteró su mirada. Había olido sangre y visualizaba a su presa. Con el 20-21 el Navarra Arena había recobrado la vida, pero fue solo por un instante. Etxeberria y Zabaleta trabajaron el tanto, no arriesgaron. Golpear. Cada vez un poco más largo. Así hasta que Zabaleta encontró el derechazo definitivo. Victoria. La quinta para el de Etxarren, que ganó el pasado año este título, y la primera para el de Zenotz.
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