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Volvió a jugar Javier Zabala y esta vez, sí, ganar. El logroñés y Gaskue se impusieron en Pamplona a Darío, sustituto de Expósito, y ... Bikuña por 8-22 en un partido demasiado sencillo. Suman el riojano y el navarro cuatro puntos en nueve jornadas y, sobre todo, Zabala dijo sentirse bien de sus manos, aunque falto de ritmo.
No tuvo historia que contar el enfrentamiento porque el mando en plaza de los azules fue absoluto. Se amparó en el acierto rematador de Zabala, a pesar de que le costó cerrar el tanto en más de una ocasión, y en el dominio de Gaskue en la zaga. Bikuña erró en siete ocasiones, saques incluidos, y sobre todo dejó mucha pelota entregada para que el logroñés reiterase en el remate en prácticamente todos los tantos.
Zabala y Gaskue se fueron en el marcador hasta el 1-11. Luminoso absolutamente roto por los dígitos y por las sensaciones. El navarro da mucha velocidad al movimiento de brazo y este sábado le corrió la pelota en el Labrit. Obligó a Bikuña, que no tenía la capacidad de volar la pelota para evitar a Zabala. Y si le superaba, Gaskue apareció en el cuarto o quinto cuadro para mandar la pelota por detrás de la pasa.
Un error de Zabala en el remate frenó la progresión, aunque rápidamente se colocaron 3-17. El tercer tanto de los de rojo también nació de un fallo del logroñés. Para ese momento del partido, Darío ya estaba incómodo. Había desarrollado defensas notables, pero al final claudicaba ante las facilidades de Zabala para rematar. Aun así, Darío y Bikuña lograron el marcador hasta el octavo tanto. El pelaire se anotó tres buenas acciones ofensivas, con una dejada al ancho, una cortada y una apertura. Hubiera necesitado mucho más para contrarrestar el juego de su rival, que se anotó nueve tantos, siete de ellos de aire.
«Siempre hay que salir con fuerza al frontón. Bikuña ha comenzado con dudas y Andoni ha dominado. Ha sido el mejor de los cuatro y así todo es más sencillo», decía Zabala, antes de admitir que la victoria, la cuarta, es importante porque les permite seguir «en la zona media, con un colchón de renta sobre las dos últimas plazas.
El logroñés también se refirió a sus manos, a las que pide una tregua. «He pasado un calvario, pero me he sentido bien, no obstante, necesito coger el ritmo de la competición, porque no es lo mismo entrenar que jugar partidos», decía.
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