Zabala ya tiene las armas para la final

Ayer se citaron los cuatro pelotaris en el escenario de la final, el frontón Labrit de Pamplona, para elegir el material de cara al encuentro. Los de Aspe seleccionaron pelotas más pesadas que los de Baiko. Así, las tres esféricas escogidas por Zabala y Gaskue pesaron 104,8,104,1 y 105,6 gramos. Las de Larrazabal y Eskiroz, por su parte, tuvieron un peso de 104,3, 104,3 y 104,1 gramos.

El logroñés y el de Larráinzar, que vestirán en la capital navarra de rojo, esperan darle la vuelta a la estadística particular favorable para el de Olabezar y el de Maquirriain que les han ganado los dos últimos partidos disputados.

Gaskue se quitaba ayer la presión y colgaba a sus rivales el papel de favoritos porque «han hecho un buen campeonato y son una pareja muy dura».

Sin embargo, el campeón actual es su compañero. El delantero riojano contará con ese plus que aporta el hecho de defender título. «Espero que el resultado sea igual que el año pasado –declaraba un sonriente Javier Zabala–. Tenemos que salir el sábado a disfrutar, ¡a ver si conseguimos empezar bien!».

Además, el logroñés defendió la evolución que ha llevado junto al zaguero navarro. «Larrazabal y Eskiroz han jugado un torneo muy bueno y nos han ganado las últimas dos veces, pero nosotros venimos de menos a más y ahora estamos en un buen momento de juego», explicaba y recogía la web de la empresa eibarresa.

Gaskue apunta a «sujetar el partido atrás» como una de las claves para alzarse con el triunfo, aunque ponía el foco principal en los cuadros alegres. «Son dos delanteros muy explosivos, con mucha potencia y que son capaces de cualquier cosa», apuntaba el navarro.

Asumía su responsabilidad Zabala, que aseguraba haber «tomado nota» ya de los errores que les llevaron a la derrota frente a Larrazabal y Eskiroz «y de sus aciertos». Ahora queda corregirlos sobre la cancha del Labrit el sábado para retener la chapela y el título. «El que imponga su velocidad es el que mandará», asumía el delantero de Aspe.

En la parte rival, Larrazabal reconocía sentirse «un poco nervioso» antes del partido ante «una pareja muy difícil de ganar», pero valoraba «el nivel bastante bueno» en el que se encontraban él y Eskiroz para afrontar de la mejor manera la final.