Pelota

Zabala disfruta entre sus seguidores

La Cigüeña es uno de esos coquetos frontones que quedan en la geografía riojana, pero que permite tener actividad no solo profesional, sino aficionada, desde pequeños. Los pelotaris calientan en la calle por la que se accede. Dentro, las dimensiones son reducidas. El último cuadro se funde con la grada baja del rebote y apenas hay contracancha. Su pared lateral recuerda a los viejos frontones abiertos, en los que a partir del sexto cuadro corta en diagonal y va perdiendo altura. Se simula con el color, verde, la pared, y blanco, la parte superior a la diagonal. Pelota en blanco y negro, nostálgica, pero capaz de reunir en una tarde de domingo a un par de centenares de aficionados.

Zabala fue el gran protagonista del partido con sus diecisiete tantos ganados, ninguno de ellos de saque. Apenas hubo fallos. Seis en las vencedores y dos en los perdedores. El riojano le costó entrar en el partido, sobre todo con su derecha.No se sentía cómodo. Aun así, firmó voleas muy violentas y rasas. Voleas ganadores. Pero su repertorio incluyó también ganchos, atacando muy bien las esféricas que devolvía Martija al grito de 'libre', y aperturas al ancho, amén de alguna que otra carambola.

Así, y después del único error de Martija, éste y Elordi se adelantaron en el marcador en el peor momento de Zabala, 1-4. Fueron a remolque el riojano y el vasco, aunque manteniendo las diferencias. Elordi se sentía más cómodo. Sumó cuatro consecutivos, siempre por delante en el electrónico, hasta que vieron como les empataba a siete después de una pelota a la pared y un gancho de Zabala.

Entró el partido en un serie de empates que se cerró con el 10-10 antes de que se desatara la tormenta. Zabala dio el 11-10, pero recuperó el saque con una volea y abrió esa tacada de nueve tantos que se completó con seis remates más, una apertura de Rezusta y un error, el único, de Elordi. Rezusta y Martija habían alternado grandes pelotazos, pero al navarro le costaba más llevar el cuero y Zabala lo aprovechaba para meterse en el uno y armar uno de sus brazos.

El partido no dio para más. Un error y un acierto de Elordi elevaron la cuenta de los perdedores, mientras que el riojano firmó dos de los tres últimos tantos. El otro fue obra de Rezusta.