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Durante las dos últimas semanas, los pelotaris riojanos han podido volver por fin a su hábitat: el frontón. Nada que ver, de momento, con las bulliciosas tardes de festival los gritos de los corredores o la adrenalina de la competición. Pero es pelota, al fin y al cabo. Después de más de dos meses buscándose la vida para entrenarse en lo físico y no perder el hábito del golpe (desde una pared del garaje hasta un colchón, todo valía), los seis pelotaris profesionales riojanos de Aspe y Baiko ya están ejercitándose en los recintos habituales.
Todos tenían unas enormes ganas, pero tal vez el más emocionado es Álvaro Untoria. Ha recibido el alta médica y ya suda en el frontón de La Salera. «Me encuentro muy bien, muy contento porque he recuperado toda la movilidad del hombro y siento que tengo mucha fuerza», explica. Para él, ponerse los tacos después de su lesión, ocurrida el 17 de noviembre, ha sido una liberación. «He hecho entrenamientos en solitario y estoy muy contento», analiza.
Al igual que él, Víctor Esteban se ha puesto el turbo en Ezcaray. «Llevo ya 12 sesiones en el frontón», asegura. «Al principio entrené técnica con mi padre y ahora he quedado con Jaime o Jorge Altuzarra o con Javier. La semana que viene quedaré con Darío y a ver si Rubén Salaverri puede subir algún día o reunirnos con alguno más para entrenar con normalidad», indica. «Ir al frontón es lo que más gusta al pelotari, es donde nos divertimos y nos entretenemos», subraya.
Si Víctor ha elegido el frontón San Lorenzo, su vecino Darío, de momento, se ha ejercitado en el Tenorio. «Empecé solo y en los últimos días me ha echado una mano mi hermano», comenta. Sus sensaciones, al principio, reconoce que fueron «raras». «He estado haciendo manos dos meses con un colchón y es muy diferente, pero en dos días te pones porque la pelota es lo que llevamos haciendo toda la vida», indica. Eso sí, el duro cuero y su velocidad, después del bollo, ha supuesto otro paso adelante en la preparación del campeón del Manomanista de Promoción 2019. «He peloteado cada día desde un poco más lejos y me encuentro bastante bien, no he notado las manos más blandas. Pero la primera semana la he dedicado a hacer manos, ahora ya he subido la intensidad», subraya.
Mientras le esperan en Ezcaray para escalar en el nivel de entrenamientos, en Fuenmayor, Rubén Salaverri también está disfrutando aunque en los primeros días reconoce que se sintió «raro con los tacos puestos». «Cuesta ponerse a la velocidad de la pelota y también el contacto de ésta con la mano», revela Salaverri. Pero, al igual que sus compañeros, esas dudas iniciales se han diluido: «Es como andar en bicicleta, no te olvidas nunca, y en tres o cuatros días ya he realizado entrenamientos más fuertes, solo o, un día, con mi padre».
Los otros dos pelotaris riojanos que vieron cortada su progresión por la pandemia son Javier Zabala y Pedro Ruiz, que aspiraban a meterse en la final del Parejas de Promoción cuando llegó la crisis del coronavirus. El delantero, entre Cordovín, Tricio y Logroño, y el zaguero, en San Asensio, ya se han puesto manos a la obra para recuperar técnica después de un tiempo en el que sólo han podido practicar físico.
«Lo he cogido con tantas ganas que el cuerpo me ha pedido descansar un par de días más. Crees que puedes hacer de todo y a todas horas y acabas machacado», asegura Zabala entre risas. «Me he puesto los tacos casi todos los días y acabo con el cuerpo un poco demolido. Cuando pegas un par de pelotazos atrás notas que algo falla, el cuerpo está rígido y te pide volver al sofá», resalta, pero con la sensación de mejorar cada día y con muchas ganas de seguir trabajando.
A Pedro Ruiz, el confinamiento le ha servido para curar unas manos «muy tocadas desde el 28 de febrero». «Dentro de lo malo que ha sido para todos el parón, me ha dado tiempo a recuperarlas», dice. Pero le han pasado factura: «Al principio no podía dar ni del dos al dos porque venía de ese mal de manos y de tanto tiempo sin jugar». Sin embargo, entrenamiento a entrenamiento, se ha ido encontrando mejor aunque reconoce que le falta la prueba de fuego: «Entreno solo y puedes dar a la pelota, pero para saber cómo te encuentras de verdad, necesitas entrenar con otro o en parejas».
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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