Víctor y Zabaleta eligen el camino más corto

Una chapa de Víctor, su segundo y último error, significó el séptimo tanto para los colorados. 7-9. Ahí se rompió definitivamente el equilibro y, prácticamente, se acabó el partido. Y es que había expectación por ver en la cancha a los cuatro protagonistas. Ambas parejas venían de completar unas buenas semifinales y en el caso de Olaizola y Zabaleta, de ganar en Vitoria el Masters.

Un saque y remate al resto de Zabaleta permitió a Olaizola abrir el marcador. El viernes once sumó en juego, pero ayer no era Albisu el que estaba en la zaga como rival, sino Zabaleta, que erró en el segundo tanto, aunque pronto explicó que se trataba de una acción aislada. Un pelotazo y una apertura al ancho soberbia en carrera sumado a un fallo de Mariezkurrena permitieron a los azules tomar la delantera en el marcador por primera vez. Había duelo. Empezaba bien el partido más esperado de la feria.

Víctor calcó su juego del jueves. Anda fresco de golpe y de mente. Se enredó cerca del frontis cuando tenía claro que podía ganar el punto. Si no, golpe hacia la zaga, buscando el siete y la pared. En tiempos pretéritos hubiera insistido con su rival y hubiera acabado lamentándose. Este domingo, no. Una chapa al bajar la pelota y un saque de Olaizola, el único, permitieron la última ventaja de los colorados porque dos pelotazos del pelaire, un saque y la chapa de Olaizola abrieron la primera brecha en el marcador, 4-7.

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Entró el partido en fase de intercambio de tantos y aún se mantenía el equilibrio en la zaga. Zabaleta no había soltado el brazo y Mariezkurrena aguantaba. Ese tuya-mía llevó el marcador al 7-9 que abrió el abismo para Olaizola y Mariezkurrena y la resignación a la grada. Zabaleta ya había encontrado el golpe y Víctor seguía con su juego de percusión y de no perder pelota. El parcial de 0-9 fue decisivo y fantástico. Zabaleta firmó cuatro tantos de soberbios pelotazos, de esos que mueren en el diez y son imposibles de levantar; Víctor se atrevía con el sotamano a saque de Olaizola, con exitosos resultados. Incluso tuvo pose, de rodillas, para ganar una carambola a su adversario en el enredo del 7-12. Mariezkurrena se marchó al vestuario y sus gritos de rabia rompieron el silencio. Artola, que estaba en medio de una entrevista, desvió su mirada para ver qué pasaba. Los gritos pudieron liberar al joven navarro, pero no mejoraron su juego. Dos errores más y una chapa de Olaizola llevaron el enfrentamiento al segundo descanso televisivo, 7-18. Morir con dignidad debieron pensar. A Víctor se le fue un gancho ganador, que sí ejecutó acto seguido Olaizola. Quizá fue su último tanto en el Adarraga. El tiempo dirá.

La final, ya es historia. La grada coreó el nombre de Aimar Olaizola cuando saludaba desde el podio. Sabor agridulce. Había perdido. Un pelotari como él demandaba una final mucho más intensa. No pudo ser.