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Jokin Altuna seguía sudando diez minutos después del partido. Un palizón enorme, pero una sonrisa en los labios. Lo primero, reconocía el papel de sus rivales («Aimar ha tenido el día y nos ha movido mucho», explicaba). Eso le ha provocado irse del partido «un ... par de tantos, pero ese cabreo me ha valido para jugar con más rabia».
En su horizonte, la cita de mañana: «Voy a ir a la final muy orgulloso. Vamos a darlo todo en la cancha, a sufrir ante los favoritos, pero vamos a ponerles en aprieto. Ser o no ser favoritos no vale de nada, aunque ellos tienen ventaja por el descanso y creo que nos van a dominar más», resumía.
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