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Mikel Urrutikoetxea podría ser un jugador de póquer. Su cara apenas trasluce sus sentimientos. Durante un partido, pueden emerger levemente en una situación comprometida (una queja por una estorbada, un gancho perfecto o una dejada milimétrica), pero inmediatamente reaparece la máscara. Urrutikoetxea juega a la ... pelota como el programador que decide las trayectorias de un cohete especial. Cero sentimientos, sólo matemática, racionalidad pura.
Urrutikoetxea
22
-
14
Ezkurdia
Duración 62 minutos.
Pelotazos 251.
Saques Urrutikoetxea, 4; Ezkurdia, 3.
Faltas Urrutikoetxea, 0; Ezkurdia, 0.
Ganados Urrutikoetxea, 12; Ezkurdia, 5.
Perdidos Urrutikoetxea, 6; Ezkurdia, 6.
Marcador 1-0, 1-1, 3-1, 3-3, 4-3, 4-4, 14-4, 14-7, 15-7, 15-10, 16-10, 16-12, 20-12, 20-14 y 22-14.
Incidencias Algo más de media entrada en Bilbao para la semifinal del Campeonato Manomanista de Primera.
Ayer, en Bilbao, la máscara se cayó al llegar al cartón 22, cuando apareció la felicidad. Urrutikoetxea sólo sonríe al final, cuando el trabajo ya está hecho, cuando sabe que peleará por su segundo título del Manomanista después de haberse clasificado para su tercera final.
Fue más fácil de lo que esperaba el vizcaíno porque a Ezkurdia no le salió el partido deseado. Erró mucho, especialmente en el tramo medio del partido, no supo restar bien y estuvo siempre a merced de un rival de seriedad extrema. Sólo hubo partido hasta el 4-4, cuando Urrutikoetxea envió una dejada a la chapa. Antes, el partido comenzó caliente, con una posible estorbada a Ezkurdia que los jueces no señalaron y que enfadó a Ezkurdia. En ese tramo inicial de desgaste, el delantero de Zarátamo fue encontrándose mejor tanto a tanto.
Y se desató a partir del gancho que supuso el 5-4. Una tacada de nueve tantos desarmó al navarro. No sabía cómo contrarrestar el vendaval. Buscando pared en el saque, golpeando atrás y llevando a Ezkurdia a hacer kilómetros para luego ajusticiar con dejadas o buscándole los riñones al de Arbizu en pared izquierda, uno de sus puntos débiles. Sólo se rompió esa racha ganadora con un error del vizcaíno al intentar un dos paredes.
Ezkurdia pudo tomar una mínima bocanada de aire pero el 14-5 pesaba como una losa. Tras el fallo, a Urrutikoetxea le tocó sufrir un poco, pero menos de lo esperado. Se acercó el navarro mínimamente (14-7) pero el de Zarátamo retomó el mando con un precioso gancho.
Era un momento clave y el vizcaíno, con el viento a favor, erró un par de pelotas consecutivas que, sumadas a un gran golpe de Ezkurdia colocaron el 15-10. El navarro levantaba la cabeza y la cómoda renta disminuyó un poco más cuando el de Arbizu volvió a buscar pared y Urrutikoetxea falló un zurdazo, que puso el 16-12.
Parecía que había partido, que la bomba navarra podía estallar con esa furia voleísta de la que es capaz. Pero no tuvo la oportunidad. La superioridad de su rival y dos malos golpes consecutivos en el hombro, cuando Urrutikoetxea volvió a buscarle las cosquillas en la pared izquierda, hicieron el resto. Tuvo que acudir Ezkurdia a vestuarios, pero el partido estaba perdido y no por los golpes, sino por la superioridad de su rival. No se dejó meter mano Urrutikoetxea y tiró de seriedad otra vez para llegar a 22. Trabajo realizado y, por fin, una sonrisa.
En el primer partido, Víctor tuvo cerca la victoria, tras mandar al principio, pero acabó cediendo por la mínima ante Artola y Mariezkurrena.
Y en la reaparición de Olaizola en Aspariegos, el de Goizueta peleó mucho y se mostró en forma, pero se quedó en 21 ante Bengoetxea.
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