Álvaro Untoria, en el frontón najerino de La Salera. L.R.

«Tras jugar quiero sentir que por fin empieza todo después de tanto tiempo»

Álvaro Untoria | Zaguero de Aspe ·

El najerino ve la luz después de dos túneles, el de su lesión y el del COVID-19: «Me gustaría decir que he quitado el miedo, pero hay un pelín»

Víctor Soto

Logroño

Miércoles, 24 de junio 2020, 08:45

Cuando la empresa Aspe preguntó a Álvaro Untoria si se encontraba dispuesto para volver a vestirse de blanco, él no lo dudó. Un sí rotundo. «Estoy al 100%», le dijo a Inaxio Errandonea, director comercial de la promotora eibarresa. Y Aspe le ha incluido en ... el primer cartel, el del retorno a la pelota profesional tras la crisis del coronavirus. Si todos los pelotaris tenían ganas de volver, Untoria se mordía las uñas por hacerlo. Tras lesionarse en noviembre, cuando empezaba a ver la luz, apareció otro túnel, más profundo y desconocido, el del COVID-19. Hoy, en Eibar, el campeón del Parejas 2015 por fin podrá dejar ambos atrás.

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– Desde el 17 de noviembre, cuando se lesionó hasta hoy. Siete meses y siete días sin jugar. ¿Cómo se encuentra?

– Con unas ganas enormes. Y también nervioso, bastante nervioso. Desde que me dijeron que contaban conmigo para el cartel de Eibar he sentido de nuevo ese cosquilleo. Antes lo sentía más en competición, pero ahora también lo noto con fuerza.

«He entrenado en cuatro o cinco partidos de parejas fuertes y me he visto con el hombro a la perfección, soltando bien...»

– ¿En qué piensa durante estos días?

– Solo en volver. Son siete meses que quedan atrás. Se te pasa por la cabeza la lesión, la recuperación, todo lo que vino después con esa situación tan extraña por el COVID-19... Tengo ganas, muchas ganas, de jugar y de ver cómo me encuentro.

– ¿Ha podido realizar entrenamientos serios para analizarse?

– Sí, cuatro o cinco partidos de parejas fuertes y me he visto muy bien, con el hombro a la perfección, soltando bien... He jugado con Pedro, Zabala, Prado, Darío, Lerena, con David [Merino] un día... Empezamos con el bollo y estaba cómodo. Pensaba que con los tacos iba a estar más perdido a causa de la velocidad de la pelota, pero me he sentido cómodo.

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– ¿Queda miedo cuando se pone a jugar?

– Me gustaría decir que he quitado el miedo, pero siempre queda un pelín. El entrenamiento es diferente. En el partido está la inquietud de cómo va a salir, cómo va a golpear... Sin quererlo, te acuerdas del último encuentro, de que no tenía fuerza en el hombro.

– En su redebut, más allá del resultado, primarán las sensaciones...

– Como siempre voy a salir a ganar, seguro. Pero quiero saltar a la cancha y disfrutar. Tras jugar quiero sentir que por fin empieza todo después de tanto tiempo. Será una sensación rara.

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– ¿Cuál ha sido la etapa más dura de este proceso?

– Han sido diferentes. La rehabilitación supuso muchas horas, mucho trabajo, día tras día, en el gimnasio, con máquinas, masajes... Luego, cuando veía la luz, llegó el coronavirus. Ahí me motivé para seguir entrenando y volver lo mejor posible. Mi objetivo era verme de nuevo como pelotari y lo voy a conseguir. Cuando juegue el primer partido, comprobaré qué tal ha ido, si tengo algo que mejorar... Pero ya lo habré logrado.

– ¿De quién se acuerda en la antesala de su vuelta?

– Es una lista grande [ríe]. De mi familia y mi mujer, mis principales apoyos. Y de Pedro y Ana, los masajistas, de Yago, fisioterapeuta de FREMAP que me ha llevado la rehabilitación, de Fisioterapia Las Gaunas, con Miguel Moreno y Germán Lleyda, que han estado todos los días al pie del cañón, de Chema, médico de Aspe, y de más gente... Todos me han ayudado mucho.

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