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Ha vuelto este domingo la pelota profesional a La Rioja. Siete meses han pasado desde aquel festival en Nájera en el que algunos de sus ... protagonistas levantaron el telón de nuevo en el frontón. Cenicero fue el escenario escogido y, además, el aficionado respondió.
La tradición de este deporte se ha fundido con las exigencias del Covid. Máscarillas en los rostros en los aledaños y taquillas del frontón. Al acceder al recinto, hidrogel para las manos. El aforo del frontón se estableció en torno al 60%. Tres butacas ocupadas, dos libres. Jueves y corredores con mascarillas y guantes. Porque también llegaron corredores. Cinco, número elevado para lo que es el recinto. Cenicero es buena tierra para la economía.
Para tres riojanos ha sido el honor de levantar ese telón imaginario. Ganaron Bakaikoa y Salaverri a Zabala y Pedro Ruiz por 22-16. Fueron mejores, tuvieron más temple y supieron marcar los tempos de un enfrentamiento que superó ligeramente la hora de duración y que se fue a los 565 pelotazos entre tantos duros y largos y otros de saque y remate.
Aunque fue Zabala quien adelanto a los azules, el partido comenzó a cambiar de color cuando los rojos se colocaron con 6-2. Salaverri entró muy bien en el cuerpo a cuerpo; Zabala y Ruiz acumulaban demasiados errores. Del 6-2 se pasó al 10-4 gracias, entre otras cosas a un majestuoso derechazo de Salaverri que no pudo sacar Ruiz junto al rebote y de una apertura cortada al ancho soberbia. Dio la sensación de morir el compromiso. Se hizo el silencio absoluto en la grada. Zabala se había lastimado el dedo índice de su mano izquierda. Requirió asistencia médica. Regresó al frontón y, durante un tiempo, dio la sensación de que el duelo estaba más vivo que nunca. Apareció el Zabala rematador y a él se unió el peor momento de la pareja colorada. 13-12. Había partido para deleite de la grada.
Se reajustaron las diferencias. Uno o dos tantos arriba o abajo, aunque Bakaikoa y Salavarri nnca dejaron de mandar en el marcador.El 18-14 abrió la primera brecha definitiva. Dos buenos ganchos, Zabala se deja vendido en ocasiones y cerca del frontis es sinónimo, casi de sentencia condenatoria. No había tiempo ni fuerzas. Un error de Ruiz y tres del najerino llevaron el compromiso hasta el 22-16 final. El público se reencontró con la pelota, que sigue viva, aunque no esté aún para grandes celebraciones.
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