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No es el Manomanista un torneo en el que los pelotaris riojanos hayan tenido mucho impacto. Habría que remontarse al año 1953 para encontrar el único riojano con el título del Manomanista. Fue Abel San Martín Campo, Barberito I, que ganó sin vestirse de blanco porque Gallastegui renunció a defender el título. En la siguiente edición el pelotari de Baños de Río Tobía se quedó con la miel en los labios ya que cayó en la final contra Soroa II, en el Astelena.
Pero dejando a un lado la pelota en blanco y negro, el color no trajo mejor suerte para los intereses de los pelotaris riojanos. Los aficionados de La Rioja se han tenido que conformar con la presencia de Darío en las semifinales de los años 2020 y 2023, y la de Zabala en la pasada campaña.
Es por este motivo que los enfrentamientos entre paisanos riojanos no es muy habitual en esta modalidad. La del viernes será una excepción. Bonita, pero algo poco habitual.
De hecho, hay que tirar el calendario hacia atrás hasta la edición del año 2017. En aquel entonces, el frontón La Juventud de Soria acogió un enfrentamiento entre paisanos. Por un lado, desde Ezcaray, el pequeño de los Esteban, Víctor. Y por otro, desde Nájera, Álvaro Untoria.
No tuvo mucha historia el partido. Víctor venció con claridad (8-22) y pasó a octavos de final donde su amigo Beñat Rezusta le cortó la trayectoria en un apretado final (19-22). Aquel año Bengoetxea VI se llevó la chapela de campeón al vencer a Irribarria en la final (18-22).
Y continuando con el repaso al duelo entre riojanos, hay que seguir retrasando el calendario hasta la edición de 2020. Fue el 26 de marzo, en el Adarraga logroñés, cuando en primera ronda Capellán y Santi se vieron las caras.
Y poco más que contar de aquella contienda. El resultado lo dice todo: 22-2. «Capellán se sirve de diez saques para humillar a Santi», titulaba la crónica del recordado Eduardo Gómez en Diario LA RIOJA.
El delantero de Hervías sumó diez tantos de saque por uno el de Hervías, en un partido de 27 minutos de duración y 118 pelotazos a buena. La trayectoria del de Hervías en aquel torneo finalizó la semana siguiente, cuando fue eliminado por Jokin Errasti, en el Beotibar, por 22-11.
Aquel partido del Adarraga también fue muy especial para Camarero II, que hacía su presentación en sociedad como profesional. El de Baños de Río Tobía consiguió llegar al cartón 22 jugando con Hirigoyen, al imponerse con claridad a la pareja formada por Atxa e Iparraguirre.
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