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Joseba Ezkurdia y Julen Martija pueden dormir tranquilos. Después de mucho esperar, los navarrros se proclamaron ayer campeones del torneo de Parejas 2020 tras ... ganar, con holgura, a Olaizola II y Urrutikoetxea por 13-22. Para los vencedores mereció la pena superar tantos contratiempos; para los perdedores, la decepción es notable.
OLAIZOLA-URRUTIKOETXEA
13
-
22
EZKURDIA-MARTIJA
Duración: 87
Pelotazos: 884
Saques: Olaizola, 0; Ezkurdia, 2
Ganados: Olaizola, 5; Urrutikoetxa, 0; Ezkurdia, 12; Martija, 1
Perdidos: Olaizola, 4; Urrutikoetxa, 3; Ezkurdia, 2; Martija, 6
Marcador: 3-0, 3-3, 3-4, 4-4, 5-4, 5-5, 6-5, 6-7, 7-7, 7-16, 8-16, 8-17, 9-17, 9-18, 11-18, 11-19, 13-19 y 13-22.
Incidencias: Frontón Bizkaia de Bilbao. Puerta cerrada. Final del Parejas 2020.
Ezkurdia y Martija ganaron porque fueros mejores, muy superiores. Sumaron quince tantos, catorce Ezkurdia, pero sobre todo obligaron a sus adversarios a ir siempre por detrás en la iniciativa del tanto y a que Mikel Urrutikoetxea dejara mucha pelota entregada, más allá de sus tres fallos. Trabajo le sobró.
A los ganadores les costó entender el partido, lo que permitió a Olaizola y Urrutikoetxea, más curtidos, colocarse con un 3-0 que se rompió tras una chapa del delantero. Así, el duelo se movió en la igualdad hasta el séptimo cartón. Los azules sumaban y restaban. Martija tiró tres pelotas arriba y Ezkurdia cometió uno de sus dos únicos errores. Un gancho de Ezkurdia puso el 7-8 en el electrónico. No fue el único. Le siguieron varios más que alternó con dejadas al rincón y cortadas. El partido se rompió. 7-16. El guion era muy claro: golpear la pelota hasta tener el remate fácil. Urrutikoetxea achicaba espacios colocándose en el cinco para entrar de aire. Se defendía como podía, porque se había acostumbrado a ver el frontis desde más allá del séptimo cuadro. Sin dominar, no quería dejar la pelota a merced del violento brazo de Ezkurdia, pero al final, acababa por entregarse.
Ezkurdia acumulaba tantos ganados mientras Martija hacía el trabajo menos brillante. Este zaguero de Etxeberri con rizos y cara de niño travieso no necesita de un tren superior musculado ni de que parezca que su camiseta va a estallar. Es puro golpe. El arco que dibujan sus dos brazos y la aceleración hacia el golpe hacen que la pelota le esprinte por al aire. No tiene problema en moverla del siete al siete y, además, la cruza a la pared con criterio. Una maravilla verle jugar a sus 23 años mientras describe una sonrisa de pillo. Y eso que en el undécimo tanto de los rojos se asustó porque la pelota impacto en la cabeza de Olaizola. El partido siguió porque solo era cuestión de tiempo que los dos mejores llegasen primeros al veintidós y al título.
En el primero, los riojanos Darío y Salaverri perdieron 15-22 frente a Peña II y Ladis Galarza.
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