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Los sueños de los pelotaris se empiedran con chapelas. Subir en el escalafón se consigue o con una explosión brillante, sólo apta para unos pocos genios privilegiados, o con el trabajo y los títulos. Esta tarde, el frontón Labrit (17.45 horas, ETB1) será ... el escenario de una pelea por el presente y por el futuro. En juego estará el título del Campeonato de Parejas de Promoción, pero también la capacidad de seguir prosperando, de mejorar y crecer hasta encontrar un hueco en la élite de la pelota profesional.
Las dos duplas que se enfrentan se han ganado de sobra la posibilidad de soñar con el torneo. De colorado vestirán Agirre y el fuenmayorense Salaverri. El delantero navarro no es nuevo en estas lides. En el 2016 fue finalista, el año pasado logró el título, junto a Iturriaga, y quiere refrendarlo. El pamplonés sigue demostrando que tiene poder y remate para aspirar a metas superiores. Pero al potencial se deben sumar los galardones, que significan capacidad competitiva y tesón, además de sumar argumentos de cara a la intendencia.
Tampoco la final será una novedad para Rubén Salaverri. Pugnó por el campeonato en el 2017, pero entonces nada se parecía a su estado actual. Llegó tocado al encuentro clave, sin casi partidos, y perdió. En esta edición, sin embargo, ha brillado por su regularidad y seguridad. Después de salir de una grave lesión, en la que casi se quebró el nervio de su brazo derecho y su carrera, el riojano está disfrutando de su mejor momento. ¡Qué mejor colofón que una chapela!
Además, estará bien acompañado. Cerca de un centenar de vecinos de Fuenmayor y amigos se desplazarán al Labrit. Sus ánimos se fundirán con los de Agirre, que juega como local, por lo que calor no les va a faltar.
Pero las ganas de ambos pelotaris no tienen nada que envidiar a las de sus rivales, Elordi y Oier Etxeberria. Si los primeros llegan a la final tras una liguilla de cuartos casi perfecta (seis victorias en siete encuentros) sus adversarios llevan como carta de presentación unas semifinales inmaculadas con tres triunfos, incluyendo el logrado ante sus rivales de hoy en el mismo escenario y hace menos de un mes (18-22).
Sobre los jóvenes vascos están puestas las ilusiones de la afición vizcaína, tras una década sin un éxito completo para la provincia. Elordi, más curtido, deberá poner la templanza, mientras que el 'novato' Oier Etxebarria deberá saber lidiar con los nervios. Debutó hace menos de tres meses y el de hoy es un gran premio, pero que sin guinda le dejará un sabor amargo. Sabe que él será el objetivo a batir por Agirre y Salaverri, pero cuando el camino se ha empinado, el zaguero ha sabido auparse en su confianza para sobrevivir. Tanto que hasta Elordi ha variado durante el torneo: «Durante la liguilla estaba obsesionado con ayudar a Oier, pero cambié de chip y desde entonces nos ha ido mejor», reconocía.
La pareja formada por el navarro y el riojano buscará hoy un aliado especial: la velocidad. Para eso seleccionaron cueros vivos en un frontón que se les ha dado bien a sus rivales. «Intentaré hacer daño cuando entre en juego. Trataré de darle velocidad, entrar sin miedo y llevar la iniciativa», explicaba Agirre.
Por su parte, Salaverri asegura que llega a la final satisfecho con el juego realizado, pero que quiere más. «Yo sé que si llega mi momento va a ser después de pasar escalón tras escalón y ganar la chapela sería un paso importante», incidía días antes de la final.
Ese título daría a Salaverri su primer gran éxito en la pelota profesional y sumaría una nueva chapela para la pelota riojana de formación. Algo necesario para seguir creciendo.
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