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El palmarés del Campeonato del Cuatro y Medio tendrá hoy un nuevo campeón. Si se cumplen los pronósticos, Mikel Urrutikoetxea repetirá entorchado y se llevará la lana a casa, como ya hizo en el 2015. Si salta la sorpresa, Jokin Altuna escribirá por primera vez ... su nombre como campeón en uno de los tres torneos oficiales y la pelota le devolverá lo que le quitó el año pasado, cuando se quedó en el cartón 21 ante Bengoetxea.
Pero, sobre todo, el partido de esta tarde (16.45 horas, ETB1) es un duelo de estilos y caracteres. Dos formas de entender el juego y de saltar al frontón de dos pelotaris que han mejorado sus prestaciones sumando cosas nuevas y afinando sus puntos fuertes.
Así, Mikel Urrutikoetxea ha ganado entereza después de dos temporadas de sequía en los mano a mano, desde que conquistase los títulos del acotado y de toda la cancha en el 2015. Luce más fuerte, con más golpe y ha mejorado su capacidad de cerrar los tantos de aire. Además, no ha perdido ni un ápice de competitividad ni de sangre fría. Un muro inexpresivo en lo gestual pero efectivo a la hora de buscar las cosquillas a sus rivales, incomodarles y llevar tantos a su faltriquera.
En contra comparecerá Jokin Altuna, el joven delantero, la esperanza de los amantes del riesgo. El de Amézqueta continúa siendo el puntillero imprevisible, capaz de inventar jugadas y encontrar huecos para que circule la pelota donde otros no ven sino imposibles. De la misma forma que el vizcaíno mantiene sus esencias, el guipuzcoano lo hace con su arte. Pero ha sabido crecer en otro aspecto: la defensa. Cerrar tantos es pan comido para él, pero ahora también sabe correr como un gamo y darle más velocidad al cuero para perturbar a su contrincante.
Dos modos diferentes de jugar y también de competir, porque Urrutikoetxea pone la experiencia (ésta es su quinta final, de las que ha obtenido una chapela del Manomanista, otra del Cuatro y Medio y otra del Parejas, desempeñándose como zaguero) y Altuna, la bisoñez. Tres años después de su debut, es su segunda gran oportunidad en la 'jaula'. Pero quiere su chapela ya, sin hacer caso a esas voces que, a los 21 años, le dicen que aún tiene tiempo de batir récords.
La cita, en el frontón Bizkaia, favorece a Urrutikoetxea, que estará más respaldado por el público. Y la historia reciente también está a favor del vizcaíno. En este torneo, el de Zarátamo dejó al guipuzcoano en 12 tantos en semifinales. En el 2016, la diferencia fue aún mayor: 22-7. Pero las estadísticas están para romperlas. O, al menos, así lo ve un Altuna que ha comparecido tranquilo durante toda la semana y al que parece que la responsabilidad no le pesa, sino que le estimula.
El saque y el resto, dos de las facetas que mejor domina Urrutikoetxea, volverán a ser claves. Y el tipo de partido. El desgaste también favorece al vizcaíno, pero si Altuna encuentra ese soplo de inspiración que en él habita, ya puede sufrir mucho Urrutikoetxea que acabará persiguiendo fantasmas en Miribilla.
Las apuestas saldrán casi doble a sencillo por el vizcaíno. Pero el dinero se mueve casi tanto como el cuero. Es el momento de los mejores, de la nueva generación. Del poder de Urrutikoetxea y del hambre de gloria de Altuna.
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