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La película que protagoniza Aitor Elordi, basada en hechos reales, bien podría titularse 'El milagro Elordi'. El vizcaíno es el nuevo campeón Manomanista después de ganar a Jokin Altuna, el favorito, por 18-22 en Bilbao. Victoria merecidísima porque cuando fue por detrás en el marcador no renunció a su sueño y cuando se puso por delante supo manejar los tiempos de la final como si viviera siempre en ellas. No iba a jugar el torneo y ha acabado ganándolo.
Aitor Elordi y Jokin Altuna son cosecha de 1996. Ambos nacieron el marzo. Elordi, el 23; Altuna, el 27. Ambos cumplieron la mayoría de edad hace tiempo, pero profesionalmente el vizcaíno la alcanzó este domingo. Su victoria en el Manomanista le encumbra y le permite firmar unos meses únicos. Primero, campeón del Parejas; ahora, del torneo de torneos. Y eso que no entró en él de inicio, sino por lesión de un compañero. El próximo año no será suplente de nadie.
El camino de Elordi y el de Altuna han sido muy diferentes. Altuna es hombre de finales y de títulos. Elordi era un pelotari más, acostumbrado a un segundo plano, a los torneos de Promoción, donde acumulaba dos títulos en cinco finales, pero no el Manomanista. Desde este domingo, todo es diferente. Solo le falta el Cuatro y Medio para completar la triple corona y tiene juego, y confianza, para lograrlo. Hay un antes y después a esta temporada.
La final fue un ejercicio de fe y fuerza mental y física en favor de una persecución. Altuna pasó de ser cazador a cazado. Desde el momento en el que puso la esférica en juego ambos impusieron un ritmo endiablado. Dinamismo, pelotazos, remates. Altuna no llegó al gancho de Elordi en el 1-2. Y que el primero no alcance una pelota dice mucho del segundo.
Volvió a adelantarse Elordi con una dejada al ancho. 2-3. Más castigo. Obligó a Altuna a lanzar su primera advertencia y se marchó hasta el 7-3, con un saque y un error rival entres sus cuentas. Altuna abría mucho la pelota al ancho en busca de un posterior pelotazo ganador al siete. Elordi recogió el guante. No es un pelotari nervioso. Un error de Altuna y dos saques le permitieron mirar a los ojos a su adversario, 6-7. El desafío era continuo. Altuna no se arrugaba. Recogió en la contracancha una de esas pelotas que solo puede alcanzar él y acabó el tanto con una dejada al rincón tras la respuesta de Elordi. La grada enloquecía. Normal. Y de regalo, una dejada desde el cinco. 9-6.
La final respondía al guion. Mandaba Altuna, pero con Elordi sin renunciar a nada. De hecho, le respondió con un pelotazo al siete que no tuvo viaje de vuelta y un saque-remate. De nuevo a las puertas, 9-8, si bien el vizcaíno era incapaz de derribarlas. Le pasó también en el 12-11. Altuna sentía el peligro y se reactivaba. Daba igual cuántas veces. Inventó una carambola dejada o dejada carambola a bote pronto brutal y aprovechó un error, el tercero de su rival, y un saque para irse a la silla con ese cojín de seguridad. 12-8.
Pero Elordi no había dejado Mallabia para nada. Es su año de su rebelión. Y no tuvo piedad. La carambola le dio a Altuna el 14-11. Era el momento de lanzar el golpe final. Respondió con personalidad Elordi con una dejada a la que le había lanzado Altuna. Ese duodécimo tanto fue la mecha que quemó al amezquetarra.
Aitor Elordi es muy peligroso cuando toma los medios y acelera el ritmo. No había ganado muchos tantos con el saque, tres, pero sí con el saque-remate. Cinco en total, pero tres de ellos en ese momento en el que el marcador paso del 14-11 al 14-18. Altuna estaba desorientado y Elordi con las ideas claras. De fuerzas, parecidos, pero el marcador da y quita físico.
Regresó el vizcaíno con una pelota a la chapa. Cuidado. Si Altuna huele sangre es letal. Sumó el decimosexto con una dejada, pero la chapa le recordó que es humano. 16-19. Otro golpe de aire, siete ganadores, puso a Elordi en la veintena. Estaba a punto de derribar todas las puertas, aunque aún mandaría otra pelota al colchón inferior. Daba igual. Era su día. Una chapa de Altuna y, sobre todo su única falta de saque, le dieron el título. Era su día, no el de Altuna. Ya no será suplente de nadie, sino titular entre todos. Peliculón.
Elordi
El campeón del Manomanista, que nada más llegar al tanto 22 subió raudo a la grada para abrazarse con sus padres, no pudo contener las lágrimas. «He conseguido algo que nadie esperaba. Es un sueño hecho realidad», lanzó. Aitor Elordi apuntó varias claves en el partido para poder llevarse la 'txapela' más preciada. Entre ellas se encuentra su buen tono físico y «estar muy concentrado de principio a fin», así como «creer» en sus posibilidades «incluso cuando las cosas se han torcido».
Pero si algo permitió al de Mallabia cambiar el signo del partido en la segunda parte del duelo fue «dar un paso adelante y imprimirle más ritmo». «Hoy han cambiado las tornas. He conseguido hacer lo que normalmente hace él, seguir ahí aún estando por detrás y darle la vuelta al marcador», remarcó. El nuevo campeón reconoció tras cerrar un año redondo que «si he sido capaz de ganar al mejor puedo decir que he tocado techo y ahora hay que seguir trabajando para mantenerse arriba».
Altuna
«Ha sido mejor y es justo ganador. Ha habido más diferencia de la que refleja el 18-22 final». Así de contundente se mostraba un cabizbajo Jokin Altuna, que reconoció que no ganar el título «es duro golpe», y que «ha sido el partido que más he sufrido físicamente». De hecho, aunque en los primeros tantos «me he encontrado bien, luego me costaba encontrar los ángulos y no me he sentido cómodo en ningún momento».
En cambio el rival, «hacía daño con la derecha, dominaba con claridad el peloteo y terminaba bien, mientras que a mí me costaba y eso también conlleva mayor desgaste físico», detalló. Altuna apuntó que «me voy con mucha pena porque quería ser campeón, pero el deporte es así. Ahora toca desconectar y recuperarme». «Tiene mucho mérito lo que ha conseguido. Nada es por casualidad. Aunque parezca contradictorio porque me voy fastidiado por la derrota, estoy muy contento por él. Su temporada es increíble», acabó.
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