Secciones
Servicios
Destacamos
Iker Irribarria quiere batir récords. Aún no ha cumplido 23 años y en su palmarés ya brillan dos chapelas del Campeonato Manomanista. El de Arama quiere más, su hambre no se sacia. Y a todo frontón, su golpe brutal es capaz de ... desmontar a cualquiera. Aunque enfrente esté la mejor versión de Urrutikoetxea, que este domingo tuvo contra las cuerdas al guipuzcoano con un 15-10, pero que acabó sucumbiendo a la consistencia y la pólvora de su rival.
Irribarria es sinónimo de violencia desatada. Un tornado que se desata y arrasa con todo lo que se encuentra en su camino. Incluso cuando parece que flaquea, siempre tiene un punto más de fuerza con el que salir del pozo. Y Urrutikoetxea, fundido al final del partido, no ha podido sino vender cara su piel, acercarse al 20-21 y perder. Una lástima por el esfuerzo realizado, pero los torneos sólo tienen un campeón.
Iker Irribarria ya sabía lo que era ganar una chapela del Manomanista, la del 2016, pero también perderla. Por eso ayer no se podía quitar la sonrisa de la cara. «Hay que disfrutar porque no todos los días se gana una chapela», explicaba. Para analizar el partido, el de Arama veía la clave en la recta final: «Ahí no he regalado nada». «Si no eres rocoso, cuesta mucho ganar una final», incidía antes de alabar a su rival, que ya fue su víctima hace tres años. «Él ha hecho su juego y es muy difícil hacerle un tanto. He acertado en varias ocasiones y ésa ha sido otra clave», indicaba antes de calificar la final como «un gran partido».
Por su parte, Urrutikoetxea lo tenía claro: «Estar en la final era un premio. Estoy contento por el partido, que se ha decido por pequeños detalles, pero al final te quedas con mucha pena».
Y será Irribarria el que luzca de colorado toda la temporada. Otro hito para el de Arama, que se ha sobrepuesto a un encuentro de altos y bajos, a una montaña rusa y de ventajas cruzadas y de tacadas. Ha aguantado más entero y eso se ha notado ante un Urrutikoetxea forzado durante casi toda la final.
Ha comenzado el colorado mandando en el marcador ante un Irribarria que mandaba con sus sotamanos pero que también fallaba con ese golpeo tan suyo. Sus cinco primeros fallos han sido al intentar conectar pelotazos de aire. Pero eso no privaba al guipuzcoano de estar en el partido. Con igualadas a dos y a cuatro (un rebote del de Arama), el guipuzcoano lograba su primera pequeña renta (4-7 gracias a una dejada, un fallo del vizcaíno y un saque).
Pero Urrutikoetxea, entonces pletórico, conectaba una tacada de ocho tantos gracias a varios errores de su adversario, un gancho y un par de saques. Con 12-7, el de Zarátamo parecía flotar con el viento a favor, pero Irribarria añaba tantos hasta el 12-10. Ha reaccionado el delantero vizcaíno y ha recuperado esa renta de cinco tantos que tanto aire le daba gracias a un precioso gancho (15-10).
Con las alarmas encendidas, Irribarria se ha enganchado al choque con un fallo de Urrutikoetxea. Con todo a su favor, ha enviado su remate a la contracancha. No sería el único error determinante de la tarde.
Urrutikoetxea
20
-
22
Irribarria
duración 285 minutos
pelotazos 73
saques Urrutikoetxea, 3; Irribarria, 4
faltas Urrutikoetxea, 0; Irribarria, 1
ganados Urrutikoetxea, 10; Irribarria, 13
perdidos Urrutikoetxea, 5; Irribarria, 6
marcador 2-0, 2-2, 3-2, 3-3, 4-3, 4-7, 12-7, 12-10, 15-10, 15-15, 17-15, 17-18, 18-18, 18-21, 20-21 y 20-22
incidencias Lleno en el frontón Bizkaia para la final del Campeonato Manomanista. El dinero salió en favor de Irribarria.
Con dos saques idénticos consecutivos, un gancho y un sotamano, el marcador volvía a lucir una igualada: 15-15. Pero si antes había regalado el vizcaíno, ahora le tocaba al guipuzcoano, con un gancho abajo cuando mandaba en el tanto. Urruti, con un tanto por pared, iba a colocarse por última vez por delante: 17-15.
En ese momento ha aparecido el mejor Irribarria, engañando con el cuerpo para acabar con una dejada y con un enorme pelotazo atrás (el tercero de ese tanto) para empatar. Se pondría por delante con una volea a la punta y sólo un golpe de suerte de Urrutikoetxea, que ha logrado que un forzado golpe defensivo cayese al pique, ha evitado una sangría mayor. Otro empate, a 18, que sería el último. Urrutikoetxea, en otro momento clave, se ha equivocado ejecutando una dejada altísima que Irribarria ha aprovechado con un golpe larguísimo. Otro error del de Zarátamo y un zurdazo del guipuzcoano dejaban el 18-21 y la final casi vendida.
Pero era la tarde de las emociones. Una pasa de Irribarria metía al vizcaíno en el partido. Urrutikoetxea se la jugaba con una dejada (20-21) y el frontón Bizkaia vibraba. El revolcón era posible. Pero no se ha producido. Asfixiado, las piernas le han fallado para llegar a un sotamano corto de Irribarria. Urrutikoetxea se quedaba a las puertas y el de Arama se volvía a coronar batiendo todos los récords y llamando a las puertas de la historia.
Iker Irribarria | Campeón del Manomanista 2019
Iker Irribarria ya sabía lo que era ganar una chapela del Manomanista, la del 2016, pero también perderla. Por eso este domingo no se podía quitar la sonrisa de la cara. «Hay que disfrutar porque no todos los días se gana una chapela», explicaba. Para analizar el partido, el de Arama veía la clave en la recta final:«Ahí no he regalado nada». «Si no eres rocoso, cuesta mucho ganar una final», incidía antes de alabar a su rival, que ya fue su víctima hace tres años. «Él ha hecho su juego y es muy difícil hacerle un tanto. He acertado en varias ocasiones y ésa ha sido otra clave», indicaba antes de calificar la final como «un gran partido».
Por su parte, Urrutikoetxea lo tenía claro:«Estar en la final era un premio. Estoy contento por el partido, que se ha decido por pequeños detalles, pero al final te quedas con mucha pena››.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.