Impotencia ante el campeón

Víctor tenía claro en qué fallaba, pero ayer fue uno de esos días aciagos en los que una nube negra acompaña al malhadado. Mientras, Altuna, a lo suyo. Él no sabe de fortuna ni de irregularidades. A pesar de sus problemas en el brazo, hizo casi todo lo que quiso. Maneja el guipuzcoano los espacios de la cancha como nadie: coloca pelotas a la punta, lanza carambolas tocadas, castiga atrás, hunde dejadas en el rincón... Todo lo hace bien.

Víctor debía realizar su mejor juego para contrarrestar todas esas virtudes, pero su firmeza sólo duro hasta el 4-4, cuando firmó una bonita dejada de aire (la segunda y el último tanto que cerró por méritos propios sin que fuese de saque). A partir de ahí, todo se torció. Se le fue un zurdazo a las tablas y, en el que iba a ser el 6-4, no supo Víctor acabar el tanto. Los fallos se iban a repetir en el 10-4 (con la derecha) y en el 15-5, con otra ocasión de recuperar el saque que malgastó con dos dejadas demasiado altas. Eran unos claros signos de falta de confianza.

Víctor se derrumbaba y Altuna, con diez tantos de colchón, hizo lo que se esperaba: no se puso nervioso y siguió llevando la batuta, como en el 16-5, cuando mareó al pelaire para acabar por la pared izquierda. Falló Altuna, Víctor le endosó un saque y volvió a errar el vigente campeón para poner el 16-8. Pero el choque estaba sentenciado. Víctor se consumía de pura impotencia hasta que se puso la puntilla con una volea a la chapa (22-9). No era el día del riojano.

Ahora, a Altuna le toca pensar en Bengoetxea para el choque del sábado en el Labrit mientras que la semifinal del domingo en Bilbao la protagonizarán Ezkurdia y Urrutikoetxea. Y otro año más, desde el 2010, no habrá riojanos en esa ronda.