Darío prepara su golpe con la derecha ante la mirada de Irribarria. JUANTXO LUSA
Darío Gómez | Pelotari riojano y semifinalista del Manomanista

La gran victoria del sparring

Darío peleará por la final del Manomanista tras eliminar a Irribarria, campeón, a quien solía ayudar a entrenarse y al que derrotó justamente

Domingo, 15 de noviembre 2020, 11:24

«Disfruto de cada momento del Manomanista porque quizá no lo vuelva a vivir más». Así resume Darío Gómez su momento actual en los frontones. El delantero de Ezcaray sorprendió al eliminar con claridad, contundencia y juego a Iker Irribarria, actual campeón del torneo más ... prestigioso. 13-22 en Irún y tras 46 minutos sobre la cancha y 234 pelotazos.

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«Llegué a casa pasadas las tres de la mañana. Entre comer y el subidón del triunfo no podía coger el sueño, pero he dormido bien, poco pero bien. Venir desde Irún solo en el coche da para pensar mucho», admitía. Ahora espera rival, que saldrá del partido que esta tarde juegan en Eibar Altuna y Ezkurdia. «Me pongo a pensar en un partido contra cualquiera de ellos y ahora mismo no sé cómo plantearlo», admite Darío.

«Es un pelotari peligroso con el saque y que viene rodado de sus partidos anteriores», resumía Irribarria el miércoles al trazar un rápido perfil de Darío, a quien conoce muy bien porque han pasado muchas horas entrenándose juntos. Sparring en muchos entrenamientos, ya no es sparring, es un aspirante a todo.

«Cuando empezó el partido, vi que Iker no me pasaba por encima y aunque dominase veía el golpe definitivo y alcanzaba la pelota», relata Darío. Se refiere a ese comienzo con 2-0, 2-3 o incluso 5-5. «Hasta el 12-5 disfrute mucho sobre la cancha», continua. Darío enlazó una tacada de siete tantos que hizo tambalearse mentalmente a su oponente. El partido entró luego en un escenario de un posible 10-12 por el dominio del vasco, pero el tanto cayó del lado del pelaire 9-13. «Ese tanto es muy importante porque Iker me estaba sacando a pelotazos, mientras que yo buscaba darle algo de efecto a la pelota para que no golpease con comodidad. Sabía que si cogía el saque podía irme en el marcador», cuenta.

Y así fue. Darío cogió el saque, esa arma que temía Irribarria. Firmó ocho tantos a lo largo del partido, demasiados para un campeón en la distancia. Además, Irribarria cometió nueve errores. Ya son diecisiete, a los que el riojano sumó cinco remates. El riojano era quien pasaba por encima al guipuzcoano. Un dato más. De los ochos tantos que superaron los diez tantos, de más peloteo, cuatro cayeron para cada uno.

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«Iker y yo nos conocemos bien. Tenía la cara desencajada, sus sensaciones no eran buenas. Sabía que no tenía que dejar que se metiera de nuevo en el partido (10-16, 11-17)», dice en un tono casi de culpa por haber derribado a un ídolo y amigo. «Estaba enfadado. Hablamos, me felicito y me deseo suerte. Tenemos una buena relación es un buen tío», concluye.

Y así, Darío Gómez, que se había ganado el derecho a jugar el Manomanista gracias a su triunfo en el Promoción del 2019, pasó por la previa ante Peio Etxeberria y ganó; pasó por octavos, frente Zubizarreta y ganó; llegó a cuartos vestido de cordero y eliminó al lobo, al menos a un de ellos. Ahora le esperan las semifinales. De momento, y si nada cambia en este Manomanista de urgencia, alcanzar esta ronda le garantiza estar en la edición del 2021.

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Jaka aviva la revolución y apea a Urrutikoetxea del Manomanista

Erik Jaka consumó un nuevo triunfo al que para muchos no aspiraba sobre los papeles al derrotar en el Bizkaia de Bilbao a Mikel Urrutikoetxea por 13-22 y acceder a las semifinales del Manomanista. Segunda rebelión en el torneo, segundo cabeza de serie de cae. El viernes lo hacía Irribarria ante el riojano Darío Gómez.

El saque es una de las ventajas de los delanteros en el mano a mano, pero también una de sus torturas, cuando recepcionan. Jaka sumó seis tantos con la jugada inicial, pero sobre todo le permitieron rematar mucho y bien. Hasta trece tantos sumó más por esta vía. Con estas cifras, Urrutikoetxea, que comenzó mandando en el marcador hasta que su adversario firmó el primer empate (7-7), no tenía margen para el error. Y de hecho, solo cometió tres.

El equilibrio en el que entró el electrónico se apagó en el momento en el que Jaka inició una racha triunfal que le llevó a la parada intermedia del 10-17, para que Urrutikoetxea se subiera al destino final y maquillase ligeramente el marcador, 13-17, antes de apearse definitivamente de este tren de nombre Manomanista.

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