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Jokin Altuna completó el círculo. Ya tiene los tres títulos. El amezquetarra y Julen Martija ganaron ayer el Campeonato de Parejas en Bilbao, 22- ... 20, ante Unai Laso y Ander Imaz. Un triunfo de esos que dejan huella, porque estuvieron muy cerca de perder. No le faltó nada a una final que duró 102 minutos, aunque estuvo suspendida casi diez por la lesión de Martija con el marcador 19-17.
El Bizkaia se llenó para ver a los dos delanteros de moda. Se presumía un gran partido y ninguno de los cuatro defraudaron, aunque los perdedores deben entender que no se pueden cometer catorce errores en un partido de esta envergadura. Se condenan y más si enfrente está Altuna, que aunque parezca derrotado, solo está a la espera de dar el golpe de gracia para resurgir.
El primer tanto del partido, de saque a favor de Altuna y Martija, dio paso a una serie de puntos de enorme desgaste. Martija gozaba y llevaba a Imaz a acariciar el rebote. Sin embargo, arrancaron mejor los de azul. Altuna no encontraba el sitio adecuado y Martija alternaba momentos. Así, cuatro de los diez errores que cometieron propiciaron, junto a aciertos de los rivales, una primera quiebra, 3-7.
El aficionado estaba asistiendo a un partido de tacadas, de alternativas. Respondieron Altuna y Martija con un parcial de 5-0, pero más por errores de Laso (2) e Imaz (1) que por aciertos. Altuna no estaba fino en la definición e, incluso dejaba pelota entregada. El enfrentamiento se equilibraba y aunque los de rojo marcaban un 10-8, la respuesta de Laso e Imaz les permitió irse al descanso con 10-12 tras una larga primera mitad. El ritmo era muy alto, difícil de mantener. Y así fue.
Aunque el fallo de Laso apretó el marcador, 11-12, el navarro y el guipuzcoano dieron paso a su momento más dulce. Aparecía la segunda tacada, pero ahora era un 0-5. Tres errores de Altuna y Martija y dos aciertos de Laso. Imaz festeja cada tanto como si fuera el último. Tensionaba el cuerpo para desestresarse. Además, sus rivales estaban desorientados. Iban a remolque y la final, con 11-17, parecía rota por completo. Una invitación al error.
Laso e Imaz se adentraron en la oscuridad. Primero cometió un error el delantero; luego, dos el zaguero. Con 14-17 el partido ya era otro, ya no parecía cerrado, Altuna acertó con la dejada e Imaz volvió a fallar. Empate, 17-17. El entusiasmo había cambiado de color. Una cortada a la pared asustó definitivamente a Laso e Imaz. 18-17. Por detrás en el marcador en el peor momento posible, pero no por un tanto, sino por cuatro, 21-17. Un parcial de 10-0. Increíble. El 20-17 fue resultado de una locura que acabó Martija en el suelo, junto al frontis, y Laso mandando la pelota al ancho. La lesión del zaguero navarro, que se quejaba de su rodilla izquierda, pudo poner punto y final al partido. Se marchó a vestuarios. Silencio y tensión. «Falsa alarma», se le entendió a Inaxio Errandonea en sus declaraciones a ETB. Martija volvía al frontón.
20-17. El momento de la verdad. Laso sumó otro error al estrellar el cuero contra la chapa. 21-17. Último saque de Altuna, con el Bizkaia puesto en pie. Se enredó el tanto hasta el momento que gusta al artista que Altuna lleva dentro. Quiso ganar con una dejada de cuchara al rincón. Falló. Y pudo perder la final. Laso sumó otros dos tantos, uno de ellos de saque, mientras intentaba solventar sus calambres musculares. Pero no pudo mantener el ritmo. Mandó la esférica a la chapa en su noveno error. Victoria para Altuna y Laso. Al primero deberán revisarle su mano derecha, porque descargó toda su tensión contra el piso del Bizkaia. Como un martillo, que es lo que es su juego, un martillo con toques de artista.
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