Fallece Joaquín Plaza, preparador y botillero de Titín

Plaza, nacido en la localidad soriana de Quintanar Redonda , doctor en Fisiología por la Facultad de Medicina de Valladolid fue una de las personas clave en llevar la ciencia del deporte y las técnicas más modernas de entrenamiento a la pelota. Proveniente del mundo del atletismo, donde formó parte del equipo de entrenamiento de élite encabezado por Fermín Cacho para los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, llegó a la pelota casi por accidente. Un grupo de pelotaris riojanos decidió recurrir a él para mejorar sus prestaciones. Acostumbrados a prepararse mediante partidos o con rutinas muy generales, Plaza vio un mundo abierto de mejora. Y sus métodos coincidieron con el paso a profesionalismo de Titín, para convertir a esta dupla en la auténtica revolucionaria de la pelota, la que dio el paso del deporte más tradicional al actual, equiparable en trabajo, disciplina, métodos y análisis a cualquier otra disciplina profesional.

De ese grupo salieron Titín, Merino II,Untoria, Merino I, Gorka, Víctor, Cecilio… pero antes se forjaron nombres como Capellán, Rai, Camarero… También fue importante en esta unión el papel de Javier Solozábal, el otro gran técnico de esa generación incipiente y con el que escribió un libro de referencia para los interesados en este deporte: 'El mundo de la mano'.

Ha sido plaza un entrenador que siempre ha dado la cara por los suyos. Tanto que, en ocasiones, ha chocado frontalmente con las empresas. El material, la sobrecarga de partidos, las oportunidades mal repartidas… sus enfrentamientos con Aspe, especialmente, y Asegarce-Baiko fueron numerosos. Pero a él no le importaba partirse la cara por defender lo que consideraba justo.

Decidió dejar el mundo de los frontones aprovechando el adiós de Titín III. Pero la semilla que había sembrado sigue dando frutos. El denominado Centro de Entrenamiento de Pelotaris y, para los más pequeños, el Club Titín III, que ha seguido proyectando la afición por la pelota entre los más pequeños, son parte de su legado.

Pero es la modernización de la pelota, el cuidado de los deportistas, la implantación de la medicina y la fisioterapia como cuestiones fundamentales para el pelotari y, sobre todo, el entrenamiento, lo que la pelota siempre le deberá agradecer. Plaza abrió un camino que ya no tiene marcha atrás. La pelota del siglo XXI no se podría entender sin él y, por supuesto, sin Titín. «Muy pronto me di cuenta de que era un deportista con muchas cosas buenas, que se iba al remate con pleno convencimiento y eficacia, convirtiendo en recurso lo que antes era una solución desesperada, y con una capacidad de aprendizaje tremenda», explicaba en declaraciones a EL CORREO cuando el riojano se proclamó en 2007 campeón del Cuatro y Medio.