El embrujo de Olaizola

Este jueves, hubiese conocido a un hechicero muy especial. Sin tener ni una cana es el más viejo de la tribu. Tampoco es negro como Undungu. Ojos claros, sonrisa pícara y conocedor de todos los embrujos posibles, Aimar Olaizola paralizó a otro mago del Adarraga, Joseba Ezkurdia, que quedó atrapado en sus sortilegios. Le hizo beber de su pócima hasta hacerle perder la razón y acabar pululando como un espectro por la cancha.

Nada le salía al de Arbizu porque el brujo le había sorbido el alma después del empate a 7. Hasta ese momento, igualdad, un poco de polémica con una presunta estorbada de Ezkurdia (4-4) y un bonito duelo entre un magnífico Rezusta y un Aretxabaleta que resistió hasta que también cayó en el embrujo paralizante de Olaizola y la furia asesina del zurdo de Vergara.

El viejo maestro, con el 7-7, destrozó el encuentro. Cambió de pelota y fue como modificar el escenario. Lo que Rezusta movía con facilidad y Olaizola remataba como una pluma, se enganchaba en los dedos de los azules, cada vez más frustrados por los derroteros que tomaba el encuentro.

Los aficionados, que buscaban una tarde de igualdad, se contentaron con el monólogo del de Goizueta, que con ayuda de Rezusta (para recordar quedan el mangazo del 12-7 que iba a rebote y el gancho del zaguero para el 14-7), se metió en la final del Torneo de San Mateo.

Del 7-7 los colorados pasaron al 20-7. Pagó los platos rotos una puerta del Adarraga. A Ezkurdia se le llevaban los demonios porque quería volver a brillar en Logroño y meterse en su cuarta final consecutiva. Pero en vez de en la lucha por el título casi se tuvo que meter debajo de la cama. No sabía de dónde le caían los golpes. Ni cien diablos, ni la furia del jefe Mondongo ni el temor a los cocodrilos era tan grande como los golpes de Olaizola, que hacía caer todos los tantos de su lado.

Con el 20-7 (una dejada en la punta de Olaizola), Ezkurdia por fin lograba hacer un tanto en pared izquierda. Cambiaba la pelota pero era incapaz de enlazar dos tantos. El público gritaba 'sí, se puede' para animarles y que la noche no acabase tan pronto. Pero el sortilegio no se destruía.

Hasta el cartón 10 llegaron los azules con un saque (21-10) pero el último tanto resultó significativo. Ezkurdia dejó pasar la pelota por encima de su cabeza pensando que detrás estaba Aretxabaleta. Y allí sólo había aire. Otro truco de Aimar Olaizola. El enésimo de una tarde para disfrutar, en el caso colorado, y para sufrir, en el de azules.

Olaizola y Rezusta ya están en la final. Volverán el domingo a disfrutar. Al brujo navarro, tras el partido, no se le borraba la sonrisa. Había mandado al mundo de los espectros a dos de los favoritos para el título. A ver si el Antropólogo baja el domingo al Adarraga para que le dé informes al jefe Mondongo de la magia que se gasta por Logroño. Igual tiene que cambiar de hechicero.

Elordi y Garmendia, por su parte, se llevaron el primer partido después de un intercambio igualado ante Arretxe y Erasun que se resolvió (15-18) por el mayor acierto rematador de Elordi y por la seguridad mostrada por Garmendia ante un Erasun que acabó muy enfadado.