Elordi evita la final riojana

Demasiado pronto se le puso el partido cuesta arriba a Javier Zabala. Sabía que en el mano a mano debía salir concentradísimo y no dar ventaja a un rival más veterano. Pero el resto le condenó. En el tramo inicial, el riojano fue un coladero. Y Elordi se subió a la ola para casi noquear a Zabala. Cuando el vizcaíno había llegado al ecuador de su objetivo, Zabala sólo había dado un pasito, un tanto, el que supuso el 6-1. Parecía que nada le iba a salir al delantero logroñés.

Pero se pudo meter un poco en el partido. Con el 11-1, reaccionó levemente. El escaso público del Adarraga quería creer en la remontada, sobre todo porque por fin Zabala comenzaba a jugar a pelota, a restar y golpear, a buscar altura y a sumar tantos. 11-5 puso en el tanteador, pero el de Mallavia logró frenar la hemorragia con un pelotazo larguísimo. No perdió la concentración. Sabía que la clave era no dejar entrar al riojano en el partido. Pero con el 16-6, cuando se repetía la mayor renta de Elordi, el vizcaíno cometió una falta por tiro largo.

Fue como un chispazo que hizo reaccionar al logroñés. A Zabala le toca firmar una hombrada para llegar a la final. Pero se había dado cuenta de que su rival era también mortal. Con el saque, empezó por fin la pelea. Zabala comenzó a jugar como él sabe, soltando pelotazos con violencia y, con el tanto dominado, cerrando con dejadas o carambolas. Tanto a tanto, el riojano lograba meterse en el partido. Una tacada de ocho le colocó 16-14. Cosas del mano a mano.

Pero lo que la ventaja del saque da, también se puede perder con un error. En este caso fue una volea mansa de Zabala que dejó a Elordi la pelota franca para matar atrás. El ambiente que comenzaba a caldearse se enfrió un poco y pronto se volvió gélido cuando Elordi destrozó al logroñés. Del 16-14 al 22-14 en un santiamén. Adiós al torneo y a muchas ilusiones. Pero esto es el principio.

En el primer y larguísimo partido (881 minutos y 815 pelotazos), Retegi Bi y Pedro Ruiz lograron dar la vuelta a un marcador adverso para imponerse en una trepidante recta final en la que el perolero demostró una enorme seguridad. Al final un 22-21 de sudor y trabajo.