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Los pronósticos no son para Elezkano y Rezusta. Comparecían en la final del Parejas como convidados de piedra y se fueron de Bilbao con la chapela de campeones. La primera del delantero vizcaíno; la segunda del zaguero guipuzcoano en su cuarta final consecutivas. En ... una final de menos a más, marcadas por los errores iniciales, la regularidad de los campeones marcó la diferencia. Ni en las buenas ni en las malas perdieron la cara al partido y siempre mandaron en el tanteador. Elezkano dejó que Rezusta llevase el mando y su juego salió a relucir en los momentos clave.
Mientras, Irribarria fue un manojo de nervios al principio para acabar con su versión más ofensiva, pero sin premio. Ya era demasiado tarde cuando los colorados habían creído en el triunfo y se habían lanzado a por él. La cátedra se equivocó, como pasa habitualmente, y el Campeonato de Parejas se fue para los que mejor supieron mantener el tipo en un partido irregular.
Y es que la final comenzó fría, muy fría. Los errores se multiplicaban y el partido era cosa de zagueros. Elezkano salió a no arriesgar en demasía, como es habitual, mientras que Irribarria falló mucho. Rezusta sacaba a pasear su golpe y Zabaleta contenía y mandaba, pero adelante no se cerraban los tantos. Así, los colorados empezaron a descontar hasta el 22. Primero, un 4-0. Poco después, los azules se acercaban hasta el 6-5 en otra sucesión de fallos.
En el juego del gato y el ratón, los colorados seguían sumando (9-5) pero sus adversarios no se quedaban atrás a la hora de aprovechar errores y remontar. La primera igualada del choque llegó en el 10-10, con un soberbio ejercicio defensivo de Zabaleta (lo más aplaudido hasta entonces, llegando primero al rincón, luego al ancho) quien obligó al fallo de Rezusta.
Cuando un pelotazo arriba del zaguero de Echarren llevó a Elezkano y Zabaleta al 11-10, dos tercios de los tantos se habían cerrado por yerros, ya fuese de resto, intento de ataques o pelotazos a los colchones superior e inferior. La final se sostenía por la emoción, las defensas y la furia asesina de algunos pelotazos. Pero de belleza, poco.
Por lo menos hasta ese momento, porque los colorados pusieron toda la carne en el asador y dieron otro golpe a la final. Otra vez se auparon a una diferencia de cinco tantos (16-11) gracias a una contradejada de Irribarriay un enorme pelotazo del vizcaíno tras dominar a sus rivales. El de Zarátamo levantaba al frontón Bizkaia y parecía hundir a los azules… hasta que hizo acto de aparición Irribarria.
El de Arama, que no había disfrutado en ningún momento, se desató con tres ganchos consecutivos. Por fin aparecía el guipuzcoano y desarmaba a los hasta entonces dominadores, a los que no les entró el miedo. El conservadurismo beneficiaba sus intereses y se pusieron a trabajar con un solo objetivo: que el partido no enloqueciese. Irribarria, enchufado, falló una dejada y Zabaleta, forzado en pared, no pudo devolver un pelotazo de Elezkano (18-16). La ventaja seguía siendo cosa de colorados mientras que Irribarria y Zabaleta seguían sin ponerse por delante en el tanteador.
No lo harían porque Elezkano espantó los fantasmas del 19-17 con un golpe por pared y un voleón. El vizcaíno, habitualmente hierático, se volvía loco de contento al llegar al 21-17. Veía la final a un solo golpe. Aunque le costaría un poco más ya que Irribarria atacó a la desesperada y volvió a poner el 'uy' en el frontón Bizkaia. Pero su última dejada se cayó y el título fue para los colorados en un partido de emoción y juego creciente.
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