Darío sufre, pero logra un triunfo de enorme valor

El partido que Darío (y también Etxeberria) debía ganar era el de anoche, el primero y ante un adversario que, sobre el papel, es el menos fuerte de los tres que se encontrará el pelaire en la liguilla. Ganar para adquirir confianza y ganar porque sumar el primer puntos significa que con una segunda victoria está, salvo catástrofe, en semifinales. Por eso era tan importante vencer.

No pudo arrancar peor el delantero navarro, ya que lo abrió con una falta de saque, aunque el pelaire correspondió a su gesto en su segundo saque para poner el marcador en 2-1, con otro error de Etxeberria, al mandar la pelota al colchón superior. Con el saque en su poder, Darío arrancó los tantos mandando y haciendo gala de más golpe que su oponente, al que le obligaba a entrar de aire desde el siete. Ahí residía el desequilibrio, en el pelotazo. Gracias a él se fue hasta el 6-1 y hasta el 8-3. Cuando entraba en la pelea cerca del frontis, el riojano sufría más. Rompió el ritmo Etxeberria con una apertura al ancho. Darío buscó variantes, pero en sus dos intentos de bajar la pelota se le fue la pelota por debajo de la chapa.

Esa fue la tónica. Si Etxeberria tenía la mínima oportunidad se jugaba el tanto cerca del frontis. A Darío le faltaban piernas para recoger en el ancho la pelota y sufría, aunque mandaba en el marcador. Pasó por momentos de duda, como en el 9-8 que se convirtió en el 13-8 o en el 17-15 después de gozar de un 16-10 favorable. Le salvaron ahí dos errores del navarro. El 18-15 y sobre todo el 19-15, de saque, dieron oxígeno al riojano. Pero solo por un momento porque el navarro no se dio por vencido y con tres tantos consecutivos se puso de nuevo a un tanto, 19-18, pero como ya le había pasado con anterioridad no fue capaz de romper esa barrera y un error más, un saque y un tanto ganador dieron el éxito a Darío.