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Darío Gómez sabrá este domingo si es semifinalista del Manomanista o no y si es cabeza de serie en la edición del 2025 o no. Son las dos primeras consecuencias del partido que libran esta tarde el pelaire y Jokin Altuna en el Astelena (17.15). Quien gane se medirá a Iñaki Artola, pues en la otra semifinal Javi Zabala y Unai Laso se jugarán una plaza en el último partido del torneo, previsto para junio.
El sábado de la pasada semana, Zabala abandonaba el Labrit con la sensación de que el Manomanista era historia para él. Había perdido ante Artola y solo un milagro, que Ezkurdia ganase a Elordi, actual campeón, le colocaba en semifinales. Y el milagro se produjo. El 18 de mayo se medirá a Laso en Pamplona.
Más de uno puede pensar que también sería un milagro que Darío ganase a Altuna. Ideas preconcebidas al margen, el pelaire tiene la oportunidad de pasar a semifinales, como en el año 2020, y seguir demostrando que es un manista a respetar. «Es un especialista en el mano a mano. Nadie que le ha ganado lo ha tenido fácil», decía Altuna el jueves.
El pelaire tiene juego suficiente para derrotar a Altuna, que se ha mostrado más vulnerable en esta edición que en anteriores. Darío superó a Zabaleta en su primer partido y cayó ante Laso, pero es que el navarro finiquitó aún con mayor rapidez al amezquetarra. Ahora bien, el riojano necesita salir a la cancha convencido de que puede ganar a Altuna. Salir y mantenerse firme mientras el partido esté en juego, independientemente de lo que diga el marcador.
Y es que la mente es fundamental. Darío tiene en Jokin Altuna a su particular bestia negra en el Manomanista. Hace cuatro años, le eliminó en semifinales en el Astelena y hace dos también le ganó, en Bilbao, no con comodidad, 22-19. Darío necesita ganar a su compañero en Aspe para reforzarse como el gran manista que es en la pelea individual.
El saque será fundamental entre los dos delanteros. «Darío mete mucho respeto con el saque», reconocía Altuna. Halagos propios en los días previos a la pelea. El delantero pelaire apelará al saque para buscar el remate en su segundo gol. Entrar en el intercambio y en el tanto largo desgasta. Darío da salida a la esférica, pero Altuna se planta en el cinco o seis y entra de aire una y otra vez. Y si tiene la oportunidad da hacerlo con un mínimo de comodidad, puede dejar la pelota muerta sobre la chapa. Peligroso.
Por cierto, ninguno de los dos se quejó el jueves del material. Influye, pero está al servicio del pelotari. Y Darío quiere aprovechar al máximo lo que le ofrezcan los cueros, incluidos los del rival. Si gana, no solo estará en semifinales y repetirá como cabeza de serie el próximo año, sino que le pelota riojana tendrá dos representantes en las semifinales del torneo de torneos. Casi, casi, un día histórico.
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