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No es la primera vez que Víctor se enfrentará a unas semifinales del Parejas. En el 2016, como sustituto de Bengoetxea y acompañado de Untoria, disputó dos encuentros. Entonces, el ezcarayense estaba a punto de alcanzar los 23 años y tenía la fuerza y las ... ganas de un caballo desbocado. Desde esa primera experiencia que se saldó con un triunfo y una derrota, el riojano ha apurado las alegrías extremas y las penas más hondas del deporte. En un carrusel sin puntos medios, Víctor pasó de codearse con los mejores a apenas contar para su empresa.
Los palos le han hecho madurar y, en este torneo, cuando apenas esperaba nada más que su conclusión, sucedió la lesión de Olaizola II, un desafortunado accidente que le ha devuelto toda la ilusión. En el Labrit (17.45 horas, ETB1) hoy tiene su segunda oportunidad. Víctor se encuentra más calmado, capaz de pensar en el partido como en algo global, no como un intercambio de remates a bocajarro, de ejercicios de funambulismo. «Como todo en la vida, te aconsejan muchas veces y hasta que por distintas circunstancias no te das cuenta de lo que sucede, no abres los ojos», reflexiona el riojalteño sobre su nuevo papel de más trabajo, maduración de los tantos y riesgos limitados.
Así, en Soria hace unas semanas, Víctor y Albisu, su compañero, pasaron por encima de los que hoy volverán a ser sus rivales, Elezkano y Rezusta, casi intratables. Los colorados partirán como favoritos en el partido porque se lo han ganado durante las catorce jornadas precedentes. El delantero vizcaíno ha disputado un torneo inmaculado. No se ha excedido en el remate (sólo en una ocasión en 14 partidos ha llegado a firmar diez tantos en juego), pero no ha regalado nada. Su promedio de poco más de dos errores por encuentro son el aliado perfecto para el juego de un Beñat Rezusta que vuelve a sus fueros.
El zaguero de Vergara se ha colado en las tres últimas liguillas de semifinales y en las tres ha sabido clasificarse para las finales. La lamentable lesión de Irujo en el 2016 y un mal partido el pasado año también con Elezkano, le han privado de más chapelas. Sólo con Irribarria ha logrado el título y está claro que quiere más. Su papel sigue siendo el de dominador y claro favorito en el torneo. Seguridad y confianza son sus mejores armas. «Beñat marca las diferencias», recalca Víctor.
Pero en el frontón no jugará solo. Jon Ander Albisu pertenece a la estirpe de pegadores de la que Rezusta es el baluarte. El de Ataun cuenta con recursos y golpes suficientes para desarbolar a cualquiera. Pero en el torneo, por ejemplo, ha fallado el doble de pelotas que su rival en la zaga. Casi cinco errores por encuentro son demasiados. Hoy le toca recetarse la misma medicina que Víctor: tranquilidad, calma y paciencia. Alargando el partido tendrán más opciones de llegar a 22 en un encuentro que se prevé abierto y precioso.
La tarde en el Labrit comenzará con otro partido importante para la pelota riojana. Agirre y el fuenmayorense Salaverri se enfrentan a Ugalde y Jaunarena en el segundo encuentro de semifinales del Campeonato de Promoción. Los dos binomios perdieron el primer choque y necesitan ganar para no caer eliminados. Los primeros, tras su gran papel en la ronda previa, parten como favoritos pero el pulso será un cara o cruz.
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