Jokin Altuna Delantero de Aspe

El aspirante al trono de Olaizola

El guipuzcoano encadena su tercera final consecutiva del Cuatro y Medio tras haber estado a punto de no participar en el torneo por una lesión en San Mateo

Víctor Soto

Logroño

Viernes, 16 de noviembre 2018, 10:10

Existe una raza de pelotaris tocados por una gracia especial. Delanteros, casi todos ellos, llamados a marcar una generación, a revolucionar la pelota, a batir récords y dejar para la historia una impronta de juego y títulos. Jokin Altuna es uno de esos elegidos. Su ... nombre ya está escrito en el olimpo de los frontones. Su genio y su capacidad de resolver en milésimas de segundo las complicadas ecuaciones que se presentan en cada tanto del Cuatro y Medio le han convertido en una referencia.

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El domingo, en el Navarra Arena, encadenará su tercera final consecutiva de la 'jaula'. Desde el bienio 2012-2013, cuando Aimar Olaizola encadenó dos triunfos, nadie ha logrado retener el cetro del acotado. Altuna desea seguir ese ejemplo porque se mira en el espejo de Aimar Olaizola.

El de Goizueta, rey del Cuatro y Medio, acumula ocho finales, de las que siete acabaron dándole fruto en forma de chapela. Altuna va poco a poco, pero confía en sumar el domingo su segundo título.

A los 22 años, el de Amézqueta no se ha cansado de recordar que el premio gordo ya lo ha logrado: participar. Cuando el 23 de septiembre se rompió el bíceps en la final de San Mateo, ni él mismo daba un duro por llegar al 15 de octubre en condiciones. Pero lo logró. Y ganó a Olaizola. Y, desde ese momento, todo empezó a rodar. Con sus más y sus menos, pero Altuna ha vuelto a ser Altuna. «Para mí es la final más difícil de las cuatro que he disputado hasta el momento. Voy a volver a casa con la cabeza bien alta pase lo que pase», asegura. «La mayor ilusión para un pelotari es la chapela, pero todo no consiste en eso, hay más cosas también», añade.

Y esas cosas son el curso exprés de sufrimiento y motivación que ha aprobado con nota en estos dos meses. La lesión de brazo no ha mermado ni un ápice su capacidad de juego ni su espíritu indomable. En semifinales, Oinatz Bengoetxea llegó a acogotarle con un 2-9 brutal. Y Altuna se rehizo, una vez más, para sacar lo mejor de su juego ofensivo, pero sobre todo para volver a demostrar que pocos pueden con su defensa. Cuando da un paso adelante para cortar el saque, para abrir la pelota o para llegar a tantos que parecen sentenciados, es cuando aparece el Altuna campeón. Él mismo lo reconoce: «En este torneo me he lucido más defendiendo que atacando».

Porque de eso también se trata la pelota, de remar contra las olas y aprovechar la buena para llegar a buen puerto. Con la juventud endiablada que sigue atesorando el guipuzcoano y sus cualidades, si no media ninguna desgracia, habrá Altuna para rato. Aunque lo de los títulos especialmente el de este Cuatro y Medio, sean palabras mayores. A pesar de ser el vigente campeón de la modalidad y del Manomanista, no lo ve nada claro. «Ezkurdia está mucho mejor que yo. Ha demostrado hasta ahora que ha sido el mejor del campeonato, pero no tengo que centrarme en el contrario sino en intentar sacar lo mejor de mí. Él es el claro favorito», alega. No hace falta recordar el 10-22 que le endosó Ezkurdia hace menos de un mes.

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Fue un palo que hizo espabilar a Altuna. Para ganar a Ezkurdia necesitaba tiempo para apurar su recuperación. Ya lo ha tenido. Ahora se encomienda a su arte, a sus carambolas, ganchos y dejadas acolchadas para repetir éxitos.

Hoy, junto a Ezkurdia, está llamado a seleccionar el material de la final. A las 12.00 horas ambos se verán las caras en el espectacular recinto para realizar las últimas pruebas en un frontón desconocido para él (Ezkurdia ya jugó la final del Masters Codere), pero al que ambos deben amoldarse en busca de una chapela que al de Amézqueta le colocaría como rey de las distancias cortas. Aunque la sombra de Olaizola aún es alargada.

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