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logroño. Jokin Altuna conquistó ayer su primer título oficial, el del Cuatro y Medio. Y así, a los 21 años, entró en el monte Olimpo, el de los dioses. Y doblegó por la mínima, con esa dosis de arte, riesgo y elegancia propia de los ... artistas, a Urrutikoetxea. En el Parnaso, la cima de los poetas, le esperan con los brazos abiertos. Porque se puede escribir poesía con una esfera de cuero y dos paredes. Al menos, así se empeña en demostrarlo el guipuzcoano en cada una de sus comparecencias.
URRUTIKOETXEA
21
-
22
ALTUNA
Duración 75 minutos.
Pelotazos 312 pelotazos.
Saques Urrutikoetxea, 3; Altuna, 1.
Faltas Urrutikoetxea, 0; Altuna, 2.
Ganados Urrutikoetxea, 8; Altuna, 16.
Perdidos Urrutikoetxea, 5; Altuna, 8.
Marcador 0-4, 1-4, 1-6, 2-6, 2-7, 8-7, 8-10, 14-10, 14-13, 16-13, 16-14, 17-14, 17-16, 18-16, 18-19, 20-19, 20-20, 20-21, 21-21 y 21-22.
Botilleros Berasaluce, con Urrutikoetxea; Saralegi, con Altuna.
Incidencias Lleno en el frontón Bizkaia.
En el frontón Bizkaia, se desató al inicio ante un Urrutikoetxea que era el claro favorito y que se fue a casa cabizbajo y enfadado. Tuvo el triunfo a tiro, en el último tanto, cuando el saque estaba de su lado, pero se equivocó. Con la zurda, después de haber forzado la máquina de Altuna, que ya estaba en la reserva, envió la pelota a las tablas. El vizcaíno se tapó la cara con la camiseta: no se lo podía creer. Mientras, Altuna tampoco era consciente de lo que había hecho y mostraba su emoción postrado en el suelo.
Bilbao.
PARTIDO
Jaka - Rezusta/Arteaga - Larunbe 22-18
Final del Campeonato del Cuatro y Medio
Urrutikoetxea/Altuna III 21-22
Agirre - Ibai Zabala/Darío - Erostarbe 8-18
Hacía un año, Bengoetxea se llevó el título y Altuna se quedó con la cara de los que se despeñan en el abismo del cartón 21. Ayer, el deporte le devolvió lo que le debía en un partido plagado de grandes tantos, bastantes errores y mucha polémica.
Los jueces riojanos estuvieron en el ojo del huracán. Concedieron una vuelta por estorbada de Urrutikoetxea cuando el marcador iba 14-10. En vez del 15-10 (el de Amézqueta no podía moverse), el guipuzcoano aprovechó la decisión para ponerse 14-13. Poco después, con el 17-14, los jueces no consideraron merecedora de vuelta una acción similar de Altuna, que supuso el 17-15. Urrutikoetxea ya se subía por las paredes. Pero aún le quedaba hiel por tragar. Con el 18-18, en un tanto espectacular, el vizcaíno llegó a una apertura y golpeó. La pelota rozó a Altuna antes de llegar al frontis. El guipuzcoano siguió para acabar por pared. Urrutikoetxea no cabía en sí de rabia y la volcó con los jueces.
Pero, más allá de polémicas, la final exhibió todos los ingredientes de un partido inolvidable. Altuna salió como un cohete. Aprovechó el primer fallo de Urrutikoetxea para ponerse 0-4, con una apertura soberbia, un dos paredes y una dejadita de aire. Pero el ya campeón erró en el saque por tiro corto. No sería la única vez.
Urrutikoetxea, el favorito, el que jugaba en casa y por el que el dinero se había decantado, apareció para reducir las diferencias ante un Altuna que parecía un gamo, con una defensa excepcional (2-6). Se equivocó el vizcaíno entregando el siguiente tanto (con todo a favor tiró la pelota a la contracancha), pero Altuna le devolvió el favor con otra falta de saque.
Fue el pistoletazo inicial para que Urrutikoetxea se metiese en el choque. Una tacada de seis tantos le puso por primera vez por delante (8-7). Los corredores no paraban de mover papel en un carrusel de partido. Volvió a tomar las riendas Altuna con tres tantos seguidos, el tercero brillante, con un dos paredes de zurda para enmarcar. Pero su rival cogió el fusil y selló otro arreón para abrir fisuras en la moral de Altuna: 14-10.
En ese punto comenzó la polémica y retornó Altuna, buscando los ángulos con aperturas y ejecutando un buen saque-dejada. Pero no lograba adelantarse porque Urrutikoetxea encadenó una volea a la punta mientras reculaba y un gancho de geómetra (16-13). La diferencia no disminuyó porque a Altuna le falló la vista y no devolvió un pelotazo que botó en el cuatro (17-14). Como el gato y el ratón, el vizcaíno mandaba y el guipuzcoano, siempre a la contra, recortaba hasta el empate a 18. El candidato a la gloria por fin retomó el mando sufriendo en defensa y acabando por pared (18-19) tras el último tanto polémico de la tarde, en el que la pelota le rozó el hombro y tuvo que darse vuelta.
Con errores se llegó al 20-20 y ahí Altuna ejecutó otra carambola larga y preciosa. La final parecía hecha para el guipuzcoano con el 20-21, pero Urrutikoetxea se enganchó al partido con un misil larguísimo y duro ante el que Altuna no pudo responder. Los corredores no daban abasto para cubrir posturas. Era el cara y cruz. La cima o el vacío. Y Urrutikoetxea, el veterano, el templado, el gélido, falló contra pronóstico, cuando parecía que el peso de la chapela iba a aplastar a Altuna (con el 20-21, el brazo se le había encogido en un gancho). Pero la pelota es como el futuro: inescrutable. Y Altuna se llevó el premio. A los 21 años, por fin puede disfrutar de una chapela que merece. La chapela de los pelotaris artistas.
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