«Altuna es una máquina precisa que no falla dos veces», asume Darío

«Estamos a dos partidos de la final. ¿No está tan difícil, no?» Darío Gómez, genio y figura, arrancaba la risa abierta a los presentes ayer por la mañana en el Beotibar de Tolosa, donde separó las pelotas que utilizará el domingo frente a Jokin Altuna. El amezquetarra también pasó por esa ceremonia. Seria, porque se juega el futuro en el torneo del que es el campeón. Quien gane, se clasifica para semifinales.

Darío estaba sonriente, como es él, restando importancia a una cita que lo es, aunque interiormente sabe lo que hay en juego y si el domingo no gana se irá contrariado a vestuarios. Sonriente, pero no le gusta perder. El pelaire se decantó por dos cueros de 104.7 y 104.8 gramos que sorprendieron a su rival. «Jokin ha elegido dos esféricas muy diferentes a las mías. Son más apergaminadas y resbalan mucho en el suelo. Las mías son algo más nobles. En general, bien», indicaba. El vasco optó por dos de 105.1 y 104.8, más vivas.

Darío comenzó antes la competición, pero Altuna, a pesar de entrar directamente en cuartos, llega más rodado. El pelaire no juega desde el 12 de enero, día en el que perdió en Soria. «He entrenado algunos días. Aquel partido me dejó sensaciones regulares, pero han mejorado con el paso de esas sesiones. Allí viví dos partidos en uno. Comencé bien y acabé muy revolucionado. Hoy –por ayer– me he sentido muy bien en el entrenamiento que he hecho con Etxaniz y las manos están bien, por lo que no hay excusas. El objetivo es dar la sorpresa», relataba Darío.

La sorpresa es ganar. Todo se resume al partido del domingo. El riojano desterró valorar números y los últimos partidos, aunque le habrán enseñado como jugarle a Altuna y ganarle. «Lo anterior no vale de nada. Cuando el partido es a vida o muerte, Jokin juega muchísimo. El otro día no tuvo un mal día y punto, pero una máquina precisa como es él no falla dos veces», apuntó. También restó importancia al hecho de jugar en Tolosa, a menos de quince kilómetros de casa de su rival. «Es un frontón noble, en el que solemos entrenar a menudo y que me gusta. En este sentido no hay excusas. Vendré a hacer el mejor partido posible para ponerle en problemas. Estamos a dos partidos de la final. ¿No está tan difícil, no?», decía.

Jon Ander Peña apostó por jugarle rápido; Peio Etxeberria, también. El primero pudo ganarle y el segundo lo consiguió. Ambos le quitaron el centro del frontón y apostaron por jugar de aire y mover lateralmente a Altuna. Juega rápido, de precisión y, por tanto, más arriesgado. Les salió bien. Darío esbozó algunas de esas ideas ayer. «El partido es muy difícil. Jokin intentará dar un paso adelante y yo intentaré estar ágil de piernas y llevar la iniciativa para evitar que entre de airea, sobre todo con su gancho de izquierda, porque hace mucho daño tanto cuando busca el ancho como cuando manda la pelota paralela a la pared. En realidad, hay que estar atento a todo lo que hace. ¿El saque? Cuando me toque, ya se verá. Creo que es más importante restar bien para quitarle la iniciativa. Peio Etxeberria restó muy bien en Soria, por ejemplo», concluyó.

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