Altuna no falta a su habitual cita

Una dejada de Altuna finiquitó el partido. Esperó a que Elordi se acercase y recuperase el aliento después de una carrera más al ancho. Ambos se fundieron en un abrazo y hablaron al oído. «Lo siento, pero tenía que ganar», parecía decir el campeón. Feliz por el triunfo, pero apesadumbrado por la dura derrotar de Elordi. Días antes había alabado su crecimiento y su explosión e incluso había lanzado un mensaje a las empresas. «Elordi ha llegado para quedarse», afirmaba. «Hay que tener paciencia con los jóvenes», añadía poco después. Paciencia, poca.

Altuna jugó ante Elordi como Altuna, pero después de haber estudiado a su rival. El vizcaíno había amparado su juego triunfal en un buen saque, remate a la mínima y mucha velocidad a la pelota en caso de dominar los medios. Altuna le quitó la iniciativa, ocupó el medio y le hizo correr de la pared al ancho una y otra vez para dejarse un remate cómodo y seguro. Por supuesto, también afinó en el golpe. No solo ganó tantos, once, sino que además llevó a Elordi hasta los siete errores, algunos de ellos porque llegaba muy forzado a la pelota.

Un error de Elordi con el gancho abrió el marcador de Altuna y una pelota al colchón superior de este ultimo dio el primer tanto al aspirante. Ambos sumaron uno más y el marcador reflejó el único empate del partido, 2-2, antes de que se produjera la primera y casi definitiva ruptura.

Altuna salió muy metido en su papel. No quería sorpresas. Otro error de Elordi le abrió las puertas, pero fue él quien comenzó a definir los tantos. A una apertura tras enfadarse por un dos botes no señalado de Elordi, tres ganchos y una pelota a la pared sumó otro error del rival y su segundo saque. 9-2. El partido se había roto y, más allá del marcador, Altuna marcaba el ritmo y Elordi sufría para aguantarlo y para cambiarlo.

Aun así, reaccionó. Altuna cometió pasa con su saque y permitió al vizcaíno ligar cuatro tantos de los que había mostrado en el torneo. Buen saque y remate. Tomó la iniciativa y vio la posibilidad de cambiar de escenario, pero dos carambolas consecutivas erradas frenaron sus ánimos. Altuna, experimentado como pocos en este tipo de partidos, vio el momento y llevó el marcador hasta el 16-6 para dejar claro quién mandaba en la cancha. Un error concedió el séptimo tanto a Elordi, pero ya no frenaría. Sumó los seis tantos restantes sin necesidad de más fallos de su adversario. Pelotas a la pared, ganchos o voleas. Daba igual. Tenía el punto de mira ajustado y le sobraba motivación.