Alfombra roja hacia la victoria

Víctor Esteban lo vio claro cuando Salaverri y él sumaron el tanto 17 y el marcador señalaba un 17-13. «Este partido lo ganamos», vino a decirle el pelaire al fuenmayorense. Y así fue. Porque a ese error, Aranguen añadió dos más y encajó tres saques. Es decir, una tacada de seis en la recta final.

El partido se presentaba interesante porque Víctor y Zabala gustan de enredarse cerca del frontis. En la zaga, Salaverri siempre cumple, juegue mejor o peor. Y ayer cumplió, jugó y además sumó varios tantos de mérito que levantaron a la grada, con sus incondicionales coreando su nombre.

Víctor arrancó con fuerza al enlazar tres tantos, uno de ellos de saque, que encendieron a su rival de puesto, que respondió empatando el partido, sobre todo con un tercer tanto soberbio en planteamiento y resolución que acabó por desbordar a sus dos oponentes. Era un inicio de tacadas antes de que llegase el intercambio del saque. Víctor se aplicó. Tres tantos más. Y un derechazo de Salaverri.

El calor era asfixiante. El equilibrio se mantuvo ante hasta el 11-9. Aciertos y errores, pero la grada disfrutaba con los latigazos de los dos delanteros e incluso de destellos de Salaverri, que ganó el décimo tanto con una dejada, y el undécimo de pelotazo. Puño cerrado, grito y mirada a la grada. Aun no era un partido a tres. Aranguren respondía, pero no atacaba.

El juego al alza de la pareja rioja coincidió con el peor momento de Zabala. Sus dos únicos errores, pero la brecha se había abierto. 15-9. Y no parecía suturable por mucho que un error de Víctor al mandar la pelota abajo y un saque de Zabala recortasen la diferencia.

Así, el partido entró en el momento de la verdad. Zabala ganó el decimotercer tanto con su saque. Eligió pelota y se la dio a Aranguren, en cuclillas. La miró, la sobó apenas un segundo y sin botarla se la dio a sus rivales. Pareja rota. Ni una palabra intercambiada. El tanto diecisiete se lo dio el vasco a los que vestían de rojo y de ahí el camino hacia la victoria fue sencillísimo. Ganar así no gusta y perder enfada. Y la grada lo vio y se enfadó, porque espera algo más después de mucho tiempo con los frontones cerrados. Ayer pagó, entró en un frontón a casi 40 ºC y no vio partido.