Víctor Soto
Martes, 11 de abril 2017, 11:59
bilbao. El mejor y más igualado Campeonato de Parejas de los últimos tiempos se cerró ayer en Bilbao con una final desigual. Ganaron los favoritos, Irribarria y Rezusta, y lo hicieron sin arriesgar, sin salirse ni un ápice del guion marcado. Larunbe tenía marcado el ... signo del sufrimiento y se llevó una soberana paliza de Miribilla. Al novato le superó la final, aunque trató de mantener el tipo hasta que, en su ecuador, se colapsó, se le agotaron las baterías y se enredó en la sombra autodestructiva en la que le sumieron sus rivales.
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La superioridad de todo el torneo se plasmó en el último partido. A Bengoetxea y Larunbe les restaba la esperanza de saberse los únicos capaces de doblegar a la dupla guipuzcoana, pero los nervios de la final pesaron demasiado para los azules.
Iker Irribarria, sin mostrarse letal, sólo seguro, y Rezusta, tirando de sobriedad y contundencia, se hicieron grandes empequeñeciendo a Bengoetxea y dejando a Larunbe un trabajo sucio con el que no pudo lidiar. Demasiado para el neófito, que dejó escapar su primera gran oportunidad pero al que le restan muchas más en su carrera. Una pena por Bengoetxea, soberbio durante los cuatro meses del torneo, pero la montaña resultaba demasiado alta como para escalarla uno solo.
Con el triunfo, Irribarria, el nieto de Napoléon, el de Alberite, se convierte en el campeón más joven y a Rezusta la historia le devuelve lo que hace justo un año el destino le quitó con la maldita lesión de Irujo. Ya tiene su chapela. Y la merece. Aunque el video del postrero encuentro no merezca estar en las videotecas de los aficionados a la pelota.
A la final le costó coger vuelo. Larunbe comenzó atacado, con los nervios propios de una gran cita. En el Bizkaia pesa más la expectación que los cueros. Y el vizcaíno tardó en entrar en un inicio irregular, en el que tampoco Irribarria y Rezusta se sintieron cómodos. Bengoetxea había incendiado la final con sus palabras, pero en el frontón no se vio material excesivo. Se notaron, eso sí, la responsabilidad y el golpe. La pareja de zurdos cargó el juego en Larunbe, pero los golpes de clase del de Leiza abrieron el choque, con ligeras ventajas para azules (1-3).
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Pero la realidad era otra. Larunbe estaba destinado a padecer y lo hizo castigado por unos rivales sobrios y nada brillantes, pero efectivos. Así, se llegó a las primeras igualadas a 3, 4, 5 y 6. Los fallos de Larunbe se contrarrestaban con una preciosa carambola de Bengoetxea, pero no era suficiente.
Le costó a Irribarria, pero por fin cogió su fusil para dibujar una cortadita y cerrar un tanto eterno y durísimo con un soberbio golpe que doblegó la defensa de Larunbe (8-6). Asfixiados, los azules tuvieron que pedir el primer descanso. Aunque les sirvió de poco porque la tacada se prolongó hasta el 11-6, con Bengoetxea tratando de frenar la sangría atrás, pero sin lograrlo.
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Un fallo de Irribarria devolvió el saque a los azules, pero Larunbe no estaba. Y ese iba a ser su sino, querer y no poder. Pelear hasta lllorar de rabia y encontrarse con unos rivales que no necesitaban ni forzar. Irribarria no arriesgó y Rezusta, serio, no se vio incomodado en ningún momento. Demasiado hándicap para un Bengoetxea que, minuto a minuto, se vio cada vez más fuera de la final, en el terreno incómodo de nadie.
A pesar de todo, un último arreón de azules les permitió acercarse en el marcador, con un saque de Bengoetxea (12-9) que no sirvió de nada a causa de su posterior falta (13-9). La última bocanada del navarro y el vizcaíno llegó con una preciosa cortada del de Leiza, un gancho y el único tanto ganado por el de Galdácano, con un golpe larguísimo (13-12).
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Sin brillantez, por lo menos, se podía pensar en la emoción, pero los colorados se empeñaron en evitarlo con la ayuda de Larunbe. Nueve tantos sumaron casi de tacada, con la interrupción temporal de una preciosa dejada de Bengoetxea, en el 16-13. Pero los favoritos ya descansaban en el cartón 21, la zona de los campeones. Y la fruta tenía que caer de madura. Lo hizo con un error de Larunbe, el decimotercero, su peor registro en todo el torneo. Una lástima porque la final se deslució,pero el trabajo previo estaba hecho. Y muy bien hecho. Irribarria y Rezusta, la pareja de zurdos, encontró el justo premio a cuatro meses de trabajo. Una chapela para hacer historia y pensar en el futuro.
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