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Víctor Soto
Martes, 3 de mayo 2016, 10:10
Mikel Urrutikoetxea emprendía la defensa del título Manomanista y a punto estuvo de caer por KO. Cuando cabeceaba grogui, superado por un Ezkurdia en plenitud y con frescura en el golpe, al navarro se le cruzó la mala fortuna para acabar con su sueño de ... dar otra sonora campanada. Con el 14-17, Urrutikoetxea cruzó la pelota a pared y el navarro no sólo llegó a la cortada, sino que llevó el cuero al ancho. Un soberbio tanto que obligó al navarro a forzar tanto que torció su tobillo en el intento.
Los gestos de dolor fueron evidentes y obligaron a Ezkurdia a retirarse a vestuarios para tratarse. No era la primera vez que le sucedía. En el 9-10, al intentar llegar a otra dejada, Ezkurdia golpeó mal y el cuero salió disparado hacia su cara. Rotura de ceja y reguero de sangre.
Pero la herida que más dolió al de Arbizu fue la derrota y la eliminación. Porque tuvo el triunfo en sus manos, tan cerca que sólo el azar y la increíble sangre fría de Urrutikoetxea, por algo es campeón en todas las modalidades, pudieron evitar.
El encuentro comenzó con mucha dureza y Ezkurdia emulando a Irribarria, golpeando muy duro y muy atrás. Así se formó la primera tacada (0-3), contrarrestada por el campeón. Pero Ezkurdia no es sólo golpe, también calidad. Por ejemplo, en el 2-4, llegó a un dos paredes de su rival y respondió con otra soberbia carambola. Del 2-6 se pasó al 6-6, con los mejores minutos de Urrutikoetxea hasta ese momento.
Era el partido un toma y daca entre dos formas de jugar, que se solventaba a tacadas. Primero, cuatro tantos del navarro. Inmediatamente después, otros cuatro del vizcaíno, cerrando la suma con en violentísimo dos paredes desde las tablas del frontón Bizkaia.
Podría haber sido el momento de duda de Ezkurdia, sobre todo después de haber pasado por los vestuarios para curar su maltrecha ceja. Pero el navarro está atravesando un gran momento de juego, que en ese momento se apoyó en los errores de Urrutikoetxea. Con pelotazos a buena y cañonazos al colchón de Urrutikoetxea, el marcador se colocó 11-17. La afición vizcaína se escalofriaba. Su nuevo ídolo podía caer a la primera. Sin embargo, Urrutikoetxea se rehízo, calmó su juego y jugó, de nuevo, como un delantero. Tres tantos seguidos y la fatídica lesión de Ezkurdia.
Volvió sin dar señales de dolor, pero su juego cayó en picado. Urrutikoetxea cortó, ejecutó un gancho y castigó a Ezkurdia, que parecía fundido, y del 14-18 se trasladó al 21-18. Ezkurdia estaba fuera y no le bastó una bonita cortada para ganar confianza. El último tanto fue paradigmático: desde el seis, con todo el frontón para él, tiró el derechazo al suelo. Adiós al sueño y respiro de alivio para Urrutikoetxea, que se verá las caras en semifinales con Altuna.
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