Chapela por sorpresa

El partido se puso muy de cara para Urrutikoetxea cuando firmó un parcial de 1-12 y se adelantó en el electrónico 8-17. Sin embargo, Aimar Olaizola demostró la gran campeón que es y logró nivelar la final cuando perdía 10-19, y llevó el marcador al 19-19. El frontón parecía caerse con las estruendosas ovaciones del público. Cada tanto era mejor que el anterior, y el desgaste de los dos protagonistas era enorme.

En el tramo final, Urrutikoetxea acertó con el saque y sumó los dos últimos tantos con esa jugada logrando así la chapela de campeón. Urrutikoetxea perdió en semifinales contra Bengoetxea VI pero, por lesión de éste y tras vencer en el partido del tercer y cuarto puesto por incomparecencia de Irujo, fue repescado para jugar la final según marca el reglamento.