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David Sánchez de Castro
Miércoles, 8 de enero 2025, 18:26
Conforme avanza este complicado Dakar 2025, más crece la candidatura en motos de Tosha Schareina, el valenciano llamado a llegar ahí donde no lo hizo su paisano Joan Barreda en tantos años. El de Honda rozó la victoria en la cuarta etapa del raid, primera parte de la etapa maratón en la que los competidores deben llegar a la meta sin asistencia y sin ningún tipo de ayuda, más allá que la que sus propios rivales les quieran prestar.
Schareina no ganó pero tampoco le preocupa. La victoria fue para Daniel Sanders, que ya lleva cuatro etapas en esta edición, después de una jornada en la que jugó al gato y el ratón con el valenciano, que al final no ganó porque no quiso. Y es que a falta de 32 kilómetros para la meta, el piloto español gozaba de un cómodo colchón de dos minutos y medio sobre Sanders y apuntaba a la que podía ser su primera victoria de etapa más allá de un prólogo. Sin embargo, consciente de que la estrategia es tan o más importante que ir rápido y no caerse, decidió levantar el pie. El objetivo era no abrir pista en la etapa 5, la de este jueves, que apunta a ser de las más difíciles, con el factor del cansancio acumulado estos días.
«Hoy ha sido difícil, con tramos pedregosos durante 400 kilómetros. He ido a tope desde el principio, he alcanzado a Daniel en el avituallamiento y después hemos rodado juntos. Al final he intentado mantener la calma y he perdido dos minutos para evitar abrir mañana. Tocaba cuidar la moto y las ruedas porque es la etapa maratón y mañana tendremos 400 kilómetros por delante», explicaba en el vivac de Alula.
En la general, Sanders aún tiene una cierta ventaja que le permite no arriesgar mucho. Los casi 13 minutos y medio de colchón sobre Schareina son suficientes siempre que no tenga una inoportuna caída o un problema a la hora de abrir pista, algo que le ocurrió a Skyler Howes o Ricky Brabec, ambos con casi media hora de desventaja en la general frente al líder de la carrera en las dos ruedas. Incluso tendrán que esquivar problemas ajenos a la propia competición, como Mason Klein, que llegó a ir líder de la etapa hasta el kilómetro 192, cuando la conjuntivitis que le lleva aquejando unos días le obligó a pedir asistencia al equipo médico de este Dakar.
Los terrenos pedregosos entre Al-Henakiyah y Alula fueron una auténtica pesadilla para todos los competidores, también en la categoría de coches. Si ir abriendo pista ya fue complicado en motos, en las cuatro ruedas prácticamente significó hundirse, como demuestra que Saood Variawa, que ganó el martes, se dejó casi 50 minutos con serias dificultades desde los primeros kilómetros.
Por sufrir, lo hizo hasta el que casi nunca arriesga: Nasser Al-Attiyah. El catarí se las prometía muy felices después de confirmar que Sebastien Loeb, su compañero en Dacia pero también uno de sus principales rivales, se veía obligado a abandonar por el mismo motivo que Carlos Sainz, el gran 'coco' del raid y vigente campeón. El accidente que sufrió el francés también dejó seriamente tocado el arco antivuelco de su Sandrider, con lo que la FIA se vio obligada a pasarle por el mismo rasero que al Matador: eliminado. Sin el nonacampeón del mundo de rallies, a Al-Attiyah solo le quedaba de rival firme el propio Dakar, amén del numeroso ejército de Toyota.
Pero el Dakar elige, y al príncipe le va a tocar sufrir si quiere sumar su quinto entorchado. En esta etapa sufrió no uno, sino dos problemas en apenas 20 kilómetros. Primero se tuvo que detener a cambiar un neumático rajado en el 97, y después, en el 118, para reparar un brazo de la suspensión que había reventado contra una roca. Tuvo que esperar a Cristina Gutiérrez, una asistencia de lujo para él debido a que ella ya no está en competición sino que continúa en el Dakar precisamente para este tipo de situaciones. Gracias a las piezas que la burgalesa le prestó, Al-Attiyah pudo llegar a la meta pero con más de media hora de desventaja con el ganador del día, Yazeed Al Rajhi, que acecha ya el liderato de Henk Lategan.
Al-Attiyah lo admite sin tapujos: ya no vale estar a la expectativa como suele hacer. «Hemos tenido que esperar a Cristina para que nos diera el suyo (el brazo de la suspensión), hemos hecho las reparaciones necesarias y luego hemos reanudado la ruta. ¿Qué más podíamos hacer? Las cosas son como son. Pero ahora el coche está bien y mañana nos tocará adaptarnos y la semana que viene también. Mi única opción es atacar», confesaba, sin mucha alegría en su rostro.
La segunda parte del maratón, entre Alula y Ha'il, estará dividida en dos partes, con mayor protagonismo para la arena en los primeros 260 kilómetros y un terreno más duro en la recta final, en pistas de tierra que permitirán apretar más el acelerador pero que también pueden suponer un riesgo mayor. Los favoritos son conscientes de que no pueden errar en su lectura de la jornada si no quieren hacer las maletas antes del día de descanso del viernes.
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